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Cine

A propósito de Kore-eda (1)

A propósito de Kore-eda (1) "Daremo Shiranai" ("Nobody Knows") es la última película de Hirozaku Kore-eda (Tokio, 1962), tal vez el más significativo de los cineastas japoneses recientes (junto con Naomi Kawase, Takashi Miike y Kiyoshi Kurosawa) que todavía permanece completamente inédito en las pantallas españolas. Afortunadamente, su escasa obra la he podido ir siguiendo durante los últimos años gracias a diversos festivales o jornadas dedicadas al celuloide nipón.

La trama de "Nobody Knows" parte de un espeluznante hecho real ocurrido en Tokio en 1988: el abandono por parte una madre de sus cuatro hijos, dejándolos encerrados en su apartamento. Yuya Yagira, el adolescente protagonista del film, fue galardonado en el pasado festival de Cannes con el premio al Mejor Actor, lo cual le convirtió en el más joven ganador (trece años en el momento de rodar la película) de dicho apartado en toda la historia del certamen.

Para los interesados en la vida, obra y opiniones de Kore-eda he aquí una interesante entrevista aparecida en “Midnight Eye”, el imprescindible rincón del cine japonés en la Red.

Y Dios sigue creando a la mujer (francesa)

Y Dios sigue creando a la mujer (francesa) La dueña de esta celestial sonrisa de aquí al lado (se me van los ojos y pierdo el hilo de lo que escribo) se llama Laura Smet y es mi última pasión gabacha, la última de la larguísima lista de bellezas tricolores que me roban el corazón en la oscuridad de una sala de cine. Ludivine, Audrey, Virginie... ya son el pasado, mis favoritas de anteayer; el futuro pertenece a Laura, nada menos que la hija de Nathalie Baye y Johny Halliday, actriz turbadora y poseedora de una presencia en pantalla de una intensidad nada común. La descubrí el año pasado en "Les Corps Impatients", un largometraje durísimo en donde encarnaba a una jovencita de belleza extraña que se va muriendo de cáncer mientras ni su novio ni nosotros podemos hacer más que asistir a cómo su vitalidad se marchita inexorablemente a lo largo de un horrible periplo de pruebas médicas. Ella estaba que se salía...

Este año me la he vuelto a encontrar en "La dama de honor" de Claude Chabrol (supongo que su mamá la recomendaría) y he comprobado como aquella hermosa y frágil adolescente, se ha convertido en un bellezón, sin perder ese algo misterioso en la mirada, ese mensaje secreto e inquietante en sus gestos, a veces ligeramente autistas. Estoy deseando verla en "Clean" de mi admirado Olivier Assayas. Ya falta menos para Sitges...

Con las pilas bajas desde la vorágine

Con las pilas bajas desde la vorágine Es normal que los que cubrimos profesionalmente festivales de cine del tamaño del de San Sebastián haya un día en que notemos las fuerzas flaquear, casi siempre suele ocurrir al llegar al ecuador, más o menos. A mí me ha tocado hoy. Escribo estas lineas, lo confieso, con las energías al mínimo, las baterías prácticamente descargadas, las neuronas muriendo como campeonas... Llevo cinco días aquí, viendo unas cinco o seis películas al día, pegándome carreras de un cine a otro para encajar horarios siempre al filo de lo imposible, y sacando algún rato para escribir las notas que al final del certamen (el día 25) me permitan enviar la crónica a "Fotogramas" en cuanto se comuniqué el palmarés. Pasado el ímpetu adrenalínico de los primeros días, el cansancio vence al más pintado y resulta bastante cómico asistir a cómo muchas conversaciones devienen cada vez más confusas y entrecortadas, los nombres de directores o títulos de largometrajes se resisten a venir a la memoria, las miradas se vuelven algo perdidas, los razonamientos erráticos... Eso sí, reconozco mi masoquismo; pese al bajonazo físico y mental de días como el de hoy, los maratones festivaleros me ponen. Y es que aunque me ardan los ojos al final de una jornada, soy capaz de acostarme pateticamente feliz cuando tras un día sin hacer otra cosa que entrar y salir del cine, haciendo recuento, encuentro al menos dos películas que me hayan resultado gratas. Repasando la lista de largometrajes que ya he visto, compruebo con cierto desaliento que llevo más días "malos" que "buenos". A ver si de aquí a la clausura cambia la tónica...

Estas son las pelis que hasta ahora me han quemado dioptrías: "Melinda & Melinda" de Woody Allen (psche), "Brothers" de Susanne Bier (magnífica, seria candidata al premio grande), "Vera Drake" de Mike Leigh (psche), "Darwin's Nightmare" de Hubert Sauper (excelente), "Notre Musique" de Jean Luc Godard (interesante pero más apta para un atento visionado casero), "Nine Songs" de Michael Winterbottom (bluff con buenas canciones), "Clandestino" de François Dupeyron (leño), "Como una imagen" de Agnès Jaoui (soberbia, enorme), "In my Father's Den" de Brad McGann (minucia), "Lookinf for Fidel" de Oliver Stone (absorbente documento), "Being Julia" de István Szabó (mediocridad rampante pero con una gran Annette Bening al frente), "Roma" de Adolfo Aristarain (cine tortura), "Horas de luz" de Manuel Matji (digna), "Beautiful Boxer" de Ekachai Uekrongtham (grotesca, entretenida sin más), "El bosque" de Nighht Shyamalan (contundente), "El sueño de la maestra" de Luis García Berlanga (cortometraje austrohúngaro), "Day and Night" de Simon Staho (maja), "Sueño de una noche de invierno" de Goran Paskaljevic (emocionante, digna), "Yi geng mo sheng nu ren de lai xin" de Xi Jinglei (aceptable versión china de "Carta de una desconocida"), "Salvador Allende" de Patricio Guzmán (interesante), "Diarios de motocicleta" de Walter Salles (tan bien parida como hueca y truquista", "Innocence" de Lucile Hadzihalilovic (me encantó pero no me atrevería a recomedársela a nadie), "Iván Z" de Andrés Duque (docu sobre Zulueta, aleccionador), "Mi padre es ingeniero" de Robert Guédiguian (parábola naif para idealistas nostálgicos), "Omagh" de Pete Travis (kaput)... arf, arf, arf... Creo que no me dejo ninguna... ¡Ah, sí! Hoy me he hecho un "regalito" acudiendo a una sesión doble perteneciente al jugoso ciclo "Incorrect@s" y compuesta por "La edad de oro" y "Simón del desierto". Ambas las había visto sólo una vez y en la tele, de modo que me pareció imperdonable dejar pasar esta ocasión de verlas en cine. Así, de paso, me oxigenaba un poco de tantas pelis recientes...

También, aunque parezca mentira, hacer este recuento me ha ayudado a recuperar algo de energía. Ahora me siento más animado que hace un rato, cuando empecé a escribir. Todavía con el cerebro como Waterloo, claro, pero algo más animado. En fin, me tomaré una Coca Cola y cruzaré los dedos para que las dos que me quedan hoy hagan que me acueste contento.

La pareja formada por Agnès Jaoui y Jean-Pierre Bacri es lo mejor que le ha pasado al cine francés desde hace una década. En 1993 el espabilado (por decir algo ligero) Alain Resnais se fijó en ellos para adaptar la compleja obra de teatro de Alan Ayckbourn "Intimate Exchanges". El resultado fue "Smoking/No Smoking", la puesta de largo de Jaoui-Bacri como guionistas cinem

Nueve canciones, nueve kikis

Nueve canciones, nueve kikis Aquí sigo, en San Sebastián. Un día de estos (no recuerdo cuál) vi "Nine Songs", última película de Michael Winterbottom después de la todavía inédita comercialmente en España "Code 46" (que vi, por cierto, en este mismo festival el año pasado y acabo de enterarme que se proyectará en Sitges... ¡con un montaje nuevo!). E

Dios salve cada rincón de este bunker

Dios salve cada rincón de este bunker Hola, hola, probando, probando... Saludos desde el festival de cine de San Sebastián. Aquí ando, recién salido de ver "The Village" de Shyamalan y noqueado todavía ante la virulencia de esta su nueva y enfermiza parábola criptocatólica, pro-aislacionista y anti-progreso. Se vuelve a confirmar que este señor tristón, monstruosamente dotado para la fabricación de imágenes contundentes y la puesta en escena con fundamento, resulta un elemento ideológico de cuidado; todo un paladín de la emoción panfletaria y síntoma viviente del pánico cerval que late en determinado segmento de la actual sociedad yanqui hacia posibles amenazas externas y el (según Shyamalan, claro) deteriorado futuro moral de la civilización occidental. Estamos ante un artista torturado, contradictorio y con un miedo atroz, casi patológico, a muchas de las cosas implícitas en esta compleja realidad que, nos guste más o menos, nos ha tocado vivir a principios del siglo XXI. Quizá también, no lo niego, este perfil autoral y psicológico tan extremo, unido a su indudable talento visual y su artero uso de efectismos narrativos bien aprendidos, sea lo que le convierte en una de las personalidades más dignas de seguir (por peculiares) del moderno cine americano.

Temáticamente sus historias giran siempre alrededor de ciertas decisiones éticas radicales, cuya "necesidad" Shyamalan vende al espectador con tozuda convicción gracias a su talento escénico y su intensidad dramática. También, por desgracia, obligado por el componente prestidigitador que como guionista se auto impone siempre, sus crispadas alegorías religiosas con pirueta final acaban por chirriar demasiado, por culpa del, en ocasiones, precario maridaje entre su tono denso, doliente, y la pretendida solemnidad de su mensaje, con su (para mí, simpática) querencia hacia la bizarría "pulp". "The Village", al igual que todos sus anteriores films, manifiesta todo este juego de tensiones contrapuestas, si bien de manera más crispada, histérica y (quisiera creer) transparente para el gran público.
Considerada de manera exclusivamente fílmica, "The Village" resulta otro estilizado ejercicio de clonación por parte de su autor de los esquemas propios del terror de sorpresa y mensaje a lo Rod Serling, constituyendo una experiencia cinematográfica absorbente. Ahora bien, más allá de su labor como creador de artefactos genéricos disfrutables y de concienzuda elaboración audiovisual, sería deseable que un fundamentalista religioso, un retrógrado cultural, un cruzado de la intolerancia disfrazado de cuentista moral como Shyamalan, influyera lo menos posible en el modo de pensar de los espectadores actuales. O apañados vamos.

Saludos desde la bella Donostia y si voy teniendo algún rato libre durante el festival os seguiré contando cosillas sobre algunas de las pelis que vea. A cuidarse...

Grandes nombres, películas no tanto

Grandes nombres, películas no tanto Tres de las películas que me he zampado ya en el festival de San Sebastián demuestran eso de "cría fama y échate a dormir". Se trata de "Vera Drake" de Mike Leigh, "Melinda & Melinda" de Woody Allen y "Notre Musique" de Jean Luc Godard. En los tres casos se respira, desde ya antes de verlas, la desagradable intuición de que la mayoría de los espectadores y críticos tienen decidida su opinión, de que saben lo que van a pensar de ellas, y si les van a gustar o no. El motivo radica en la pereza mental de la mayoría y la tendencia de muchos a convertirse en dócil ganado cinéfilo, intimidados ante el peso o bien de la sacrosanta opinión de ciertos popes o de ciertas supuestas verdades incontestables refrendadas por todas las enciclopedias de cine de "clase A". Da reparo, en definitiva, no sumarse a las opiniones "oficiales"; es lo más seguro, al fin y al cabo, si no cuentas con materia prima conceptual para crear la tuya propia.

Mi opinión respecto a estos tres (sobrevalorados de un tiempo a esta parte) iconos del festivaleo europeo es que se les empieza a ver el cartón demasiado, y que tarde o temprado se comenzarán a elevar más y más voces cuestionándose lo que ahora mismo sus críticos afines ni se plantean: que tal vez sus limitaciones (o falta de motivación para currar) sean más responsables del resultado de sus más recientes films que esos famosos "toques personales" invocados al hablar de ciertos autores. En “Vera Drake” volvemos a comprobar que Mike Leigh hace el mejor teatro fílmado del momento. Cuenta con actores de un nivel estratosférico y saca de ellos interpretaciones descomunales; vale, hasta ahí, todo perfecto. Lástima que al mismo tiempo demuestre una incapacidad casi absoluta para la creación de espacios escénicos verdaderamente cinematográficos, es decir, no limitados a la frontalidad, al posicionado a ojo de proscenio teatral. Leigh compone y ensambla viñetas admirablemente representadas, pero en las cuales su papel como supuesto creador audiovisual queda a un nivel tan pedestre que uno está tentado a imaginar si "Vera Drake" no sería una experiencia fílmica mucho más grata si, limitándose a trabajar con los actores y el texto, el británico pudiese contar con un "apoyo" en el apartado de la "escritura con la cámara", un co-director centrado en esa expresión a través del encuadre para la que, es obvio, se encuentra tan poco dotado. Es triste ver a los actores tan esclavizados por sus marcas, tan limitados en sus movimientos por culpa de esa cámara casi siempre mal colocada, autista en su inmovilidad, así como por ese montaje del todo ajeno al recurso del inserto, tan necesario a veces para dotar de auténtica vida a las escenas. Uno sufre por interpretes secuandarios obligados a menudo a quedar reflejados en el film como meras nucas, hombros o espaldas... simples sombras llena espacio, merced a una planificación pedestre a base de planos "master". Una cosa es el aplomo propio del cineasta que sabe aguantar un plano, hasta convertirlo en un hermoso pedazo de tiempo cinematográfico cargado de intensidad, y otra lo que consigue Mike Leigh: la rigidez audiovisual, la inexpresividad de la puesta en escena... el suspenso en gramática fílmica.

De Allen se podría decir tres cuartos de lo mismo, si bien yo me decantaría en su caso, más que por una carencia (que a lo mejor, también), por la pura pereza, y la desgana "a priori" hacia una mínima trabajo de creación de imágenes. "Melinda & Melinda" es otra simpática nadería de esas que últimamente viene arrojando a sus incondicionales, quizá un poco mejor filmada que las anteriores, tal vez también algo menos graciosa y, a la vez, más meditada en cuanto al puro contenido, pero, en cualquier caso bajo mínimos audiovisuales. Una obra en la que se palpa la desgana, el desinterés por realizar verdadero cine, por prestar cierta atención a ningún aspecto más allá de lo meramente verbal. A sus incondicionales supongo que les dará igual volver a asistir a esa sucesión de planos compuestos con ojo esclerótico y pegados con pulso parkinsoniano; pero a mí me da mucha angustia tener que centrarme en la historia que se me está contando si para ello tengo que verme inmerso en un paisaje de imágenes tan, tan, tan, tan... feas. Woody haz literatura, plis.

En cuanto a "lo de" Godard... ya hablamos mañana. Si acaso.

A ver si como algo. ¡Salud!

El maletín de "Pulp Fiction"

El maletín de "Pulp Fiction" Esta explicación circula desde hace tiempo por la Red, pero, aun sí, a alguno quizá le pille de nuevas. Y es divertida. El texto me lo ha enviado Luis Bustos, vía Microsiervos.

¿Cuándo vísteis "Pulp Fiction" os quedásteis con las ganas de saber qué demonios había en aquel misterioso maletín? Bien, pues esta es la teoría que lo descubre.

Al presentar a Marcelus Wallace, lo primero que vemos es la parte posterior de su cabeza, donde tiene unos esparadrapos.

La combinación del maletín, cuando lo abre Vincent, es 666.

Cada vez que alguien abre el maletín, éste brilla y todo el mundo se queda asombrados... sin habla.

Cuando los chicos disparan a Jules y Vincent, fallan... pero a esa distancia y con seis tiros a bocajarro es prácticamente imposible fallar... (“Intervención divina,” dice Jules).

Bueno, con todos estos datos algunos ya intuirán qué había en el maletín. ¿Qué es lo más importante de una persona y que te dejaría sin habla al verlo en un maletín? Algo que muchos imaginan "brillante". Pregunta bonus: ¿De quién es el arma con que Butch (Bruce Willis) mata a Vincent (John Travolta)?

SOLUCIÓN:

Según la Biblia cuando el Diablo se lleva el alma de una persona, lo hace extrayéndola desde la parte de atrás de la cabeza. [por cierto: "Ezequiel 25:17" no existe realmente. En realidad es una mezcla de frases de otros pasajes.]

Por tanto... el maletín contiene el alma de Marcellus Wallace, quien había vendido su alma al diablo, y la estaba intentando comprar de nuevo. Los tres chavales que aparecen al principio serían los ayudantes del diablo. Cuando el que sale del cuarto de baño con el revolver dispara, Jules y Vincent no son dañados por las balas... “Dios bajó y detuvo las balas,” porque estaban salvando un alma. Fue verdaderamente una intervención divina. El 666 de la combinación es naturalmente una representración del Diablo. Por otro lado, cuando Butch compra un paquete de cigarrillos en el bar, con Marcellus, pide unos Red Apple (la fruta prohibida del paraíso), lo cual puede ser otra imagen religiosa, de las muchas que hay en la película.

Solución a la pregunta bonus "¿De quién es el arma con que Butch mata a Vincent?" No, no es de Vincent. Es de Marcellus Wallace, que había bajado a comprar café (y que es cuando Butch se cruza con él) dejando el arma en la cocina de la casa de Butch cuando Vincent se mete al baño.

El diario del rey Kong

El diario del rey Kong Últimamente bastantes directores abren diarios de rodaje "on line" en el momento de comenzar un largometraje, poniendo a disposición de los internautas, en tiempo real, todo tipo de informaciones y materiales relacionados con el "día a día" de la producción. Uno de los más visitados del momento, por razones obvias, es Kong is the King, dedicado al seguimiento de la película que actualmente se encuentra dirigiendo Peter Jackson y que, a día de hoy, se encuentra en su segunda semana de rodaje. Protagonizada por Adrien Brody, Naomi Watts, Jack Black y el gorila gigantesco de rigor, del cual, como es lógico, aún no se ha difundido imágenes, esta nueva versión de "King Kong" promete ser LA superproducción fantástica del año que viene. Al que se le remuevan las entrañas de impaciencia por verla, siempre le queda el consuelo de ir contemplando los pequeños "videodiarios" allí colgados y en los que podemos ver al admirable neozelandés metido en faena.

La empresa como psicópata

La empresa como psicópata Todo empezó con el libro "The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power" de Joel Bakan, un demoledor estudio sobre las tácticas más nocivas empleadas por las grandes empresas para aumentar su poder en las sociedades de casi cualquier país del planeta e influir perversamente en nuestro comportamiento; en suma, influyendo en la realidad, para mal. Ahora la bola de nieve sigue creciendo con su versión fílmica, "The Corporation", el documental dirigido por Mark Achbar, Jennifer Abbot y el propio Bakan. Como ex-economista lleno de resentimiento ante ese mundo, todo lo que leo sobre esta película aumenta mis ganas de verla cuando antes.

Al parecer, adémás de abundantes "spots", videos promocionales de las empresas y noticias televisivas, los autores han trufado la película de entrevistas con defensores y críticos del "status quo" capitalista, así como con elocuentes fragmentos de investigación sobre el terreno (por ejemplo, imágenes de América Central que muestran la extrema miseria de los trabajadores a sueldo de una gran empresa de maquinaria que posteriormente vende dicho material en Estados Unidos por cifras elevadísimas). Otros momentos destacados son la aparición del legandario neoliberal Milton Friedman (menudo pieza...) afirmando que el único imperativo moral para el ejecutivo de una empresa es ganar todo el dinero posible para sus dueños; un gurú del "management" explicando que todo ejecutivo que muestre interés en las responsabilidades sociales de la empresa debe ser despedido de inmediato; o un director de inversiones afirmando que: «La empresa es una máquina de subcontratar, de la misma forma que un tiburón es una máquina de matar. No es maldad. Toda empresa lleva dentro, como el tiburón, las características que la permiten hacer aquello para lo que fue creada».

La premisa consiste en trabajar sobre la hipótesis de que las empresas fueran como "personas", es decir con derechos y obligaciones. A partir de ahí, la película se adentra en su comportamiento y deseos, hasta llegar a la conclusión de que estamos ante "alguien" cuya conducta resulta amoral y exclusivamente motivada por la búsqueda del beneficio propio, aunque, no obstante, busque siempre la autojustificación y ofrecer una cara humana. Sometiendola a un test psiquiátrico propuesto por la Organización Mundial de la Salud, Joel Bakan demuestra que "La Corporación" responde al peor de los perfiles posibles y para corroborarlo los directoras entrevistan a un alto cargo del FBI especializado en "serial killers". Todos esos estudios psicólogicos concluyen, pues, en una certeza inquietante: las grandes empresas son entidades psicópatas. Y es que al exponer una lista de síntomas de la psicopatía sorprende hallar tantas correspondencias. La empresa es irresponsable porque, al intentar satisfacer sus metas, pone en peligro a todos los demás. Las empresas tratan de manipularlo todo, incluso la opinión pública. Son grandilocuentes e insisten siempre en que ser los mejores, así como en evitar asumir la responsabilidad de sus actos y ser incapaces de sentir remordimientos.

En suma, igual que Michael Moore parece haberse convertido en el azote fílmico de la derecha norteamericana, Bakan parece destinado a erigirse en un figura similar para el poder empresarial, si bien, por desgracia, es muy dudoso que obras como su libro y este documental afecten en lo más mínimo a la salud de la gran bestia corporativa. Peor por patalear que no quede...

A ver si "The corporation" llega pronto a España (o me hago con un DVD).

El nuevo "Rat Pack"

El nuevo "Rat Pack" Recordando las "hazañas" del "Rat Pack" original (Sinatra, Martin, Davis Jr, & Lawford), en Hollywood ya se comienza a hablar del "nuevo rat pack" formado por Ben Stiller, Owen Wilson, Vince Vaughn, Will Ferrell y Luke Wilson. Y es que, a la chita callando, estos cinco actores han terminado formando una suerte de compañía estable de humor, que aparece mediante diversas combinaciones en algunas de las comedias más prestigiossas y/o efectivas de los últimos años. Mirad la lista: "Zoolander" (Stiller, O.Wilson, Ferrell), "Los padres de ella" (Stiller, O. Wilson), "The Royal Tenebaums" (Stiller, O.Wilson, L. Wilson), "Old School" (Vaughn, Ferrell, L.Wilson), "Starsky & Hutch" (Stiller, O.Wilson, Vaughn, Ferrell), "Cuestión de pelotas" (Stiller, Vaughn), "Anchorman: the Legend of Ron Burgundy" (Ferrel y TODOS los demás en pequeños "cameos"), The Wedding Crashers" (Ferrell, Vaughn y O. Wilson) y "The Wendell Baker Story" (escrita y dirigida por los dos Wilson y con Will Ferrell de invitado). Vamos que no es una teoría sin fundamento, ¿verdad?

Espero, eso sí, que los componentes de este nuevo "Rat Pack" tengan las manos más limpias que los del original. De momento, más graciosos sí que son.

"La cosa" en televisión

"La cosa" en televisión El título no tiene nada que ver con ninguna aparición de Sara Montiel en la pequeña pantalla, no... Es que resulta que el memorable clásico del terror dirigido por Carpenter en el 1982, tendrá su "remake", en forma, eso sí, no de largometraje sino de miniserie televisiva de cuatro horas de duración. ¿Y quién llevará las riendas de semejante proyecto condenado a la comparación con el (para mí insuperable) original? Pues afortunadamente no un cualquiera, sino nada menos que Frank Darabont. Lo que no está muy claro es si ejercerá sólo de productor ejecutivo o también dirigirá algún capítulo.

La serie, por cierto, estará producida por el "Sci Fi Channel" (qué envidia...) y se supone que verá la luz entre finales del 2005 y principios del 2006.

La empresa como psicópata

La empresa como psicópata Todo empezó con el libro "The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power" de Joel Bakan, un demoledor estudio sobre las tácticas más nocivas empleadas por las grandes empresas para aumentar su poder en las sociedades de casi cualquier país del planeta e influir perversamente en nuestro comportamiento; en suma, influyendo en la realidad, para mal. Ahora la bola de nieve sigue creciendo con su versión fílmica, "The Corporation", el documental dirigido por Mark Achbar, Jennifer Abbot y el propio Bakan. Como ex-economista lleno de resentimiento ante ese mundo, todo lo que leo sobre esta película aumenta mis ganas de verla cuando antes.

Al parecer, adémás de abundantes "spots", videos promocionales de las empresas y noticias televisivas, los autores han trufado la película de entrevistas con defensores y críticos del "status quo" capitalista, así como con elocuentes fragmentos de investigación sobre el terreno (por ejemplo, imágenes de América Central que muestran la extrema miseria de los trabajadores a sueldo de una gran empresa de maquinaria que posteriormente vende dicho material en Estados Unidos por cifras elevadísimas). Otros momentos destacados son la aparición del legandario neoliberal Milton Friedman (menudo pieza...) afirmando que el único imperativo moral para el ejecutivo de una empresa es ganar todo el dinero posible para sus dueños; un gurú del "management" explicando que todo ejecutivo que muestre interés en las responsabilidades sociales de la empresa debe ser despedido de inmediato; o un director de inversiones afirmando que: «La empresa es una máquina de subcontratar, de la misma forma que un tiburón es una máquina de matar. No es maldad. Toda empresa lleva dentro, como el tiburón, las características que la permiten hacer aquello para lo que fue creada».

La premisa consiste en trabajar sobre la hipótesis de que las empresas fueran como "personas", es decir con derechos y obligaciones. A partir de ahí, la película se adentra en su comportamiento y deseos, hasta llegar a la conclusión de que estamos ante "alguien" cuya conducta resulta amoral y exclusivamente motivada por la búsqueda del beneficio propio, aunque, no obstante, busque siempre la autojustificación y ofrecer una cara humana. Sometiendola a un test psiquiátrico propuesto por la Organización Mundial de la Salud, Joel Bakan demuestra que "La Corporación" responde al peor de los perfiles posibles y para corroborarlo los directoras entrevistan a un alto cargo del FBI especializado en "serial killers". Todos esos estudios psicólogicos concluyen, pues, en una certeza inquietante: las grandes empresas son entidades psicópatas. Y es que al exponer una lista de síntomas de la psicopatía sorprende hallar tantas correspondencias. La empresa es irresponsable porque, al intentar satisfacer sus metas, pone en peligro a todos los demás. Las empresas tratan de manipularlo todo, incluso la opinión pública. Son grandilocuentes e insisten siempre en que ser los mejores, así como en evitar asumir la responsabilidad de sus actos y ser incapaces de sentir remordimientos.

En suma, igual que Michael Moore parece haberse convertido en el azote fílmico de la derecha norteamericana, Bakan parece destinado a convertirse en un figura similar para el poder empresarial, si bien, por desgracia, es muy dudoso que obras como su libro y este documental afecten en lo más mínimo a la salud de la gran bestia corporativa.

A ver si "The corporation" llega pronto a España.

El nuevo "rat pack"

El nuevo "rat pack" Recordando las "hazañas" del "rat pack" original (Sinatra, Martin, Davis Jr, & Lawford), en Hollywood ya se comienza a hablar del "nuevo rat pack" formado por Ben Stiller, Owen Wilson, Vince Vaughn, Will Ferrell y Luke Wilson. Y es que, a la chita callando, estos cinco actores han terminado formando una suerte de compañía estable de humor, que aparece mediante diversas combinaciones en algunas de las comedias más prestigiossas y/o efectivas de los últimos años. Mirad la lista: "Zoolander" (Stiller, O.Wilson, Ferrell), "Los padres de ella" (Stiller, O. Wilson), "The Royal Tenebaums" (Stiller, O.Wilson, L. Wilson), "Old School" (Vaughn, Ferrell, L.Wilson), "Starsky & Hutch" (Stiller, O.Wilson, Vaughn, Ferrell), "Cuestión de pelotas" (Stiller, Vaughn), "Anchorman: the Legend of Ron Burgundy" (Ferrel y TODOS los demás en pequeños "cameos"), The Wedding Crashers" (Ferrell, Vaughn y O. Wilson) y "The Wendell Baker Story" (escrita y dirigida por los dos Wilson y con Will Ferrell de invitado). Vamos que no es una teoría sin fundamento, ¿verdad?

Espero, eso sí, que los componentes de este nuevo "rat pack" tengan las manos más limpias que los del original. De momento, más graciosos sí que son.

Buenas noches, señor monstruo

Buenas noches, señor monstruo Visitar de vez en cuando el magazine online Monster Kid me resulta imprescindible para recibir la dosis de terror "camp" que como incurable aficionado al género necesita mi organismo. El contenido viene a ser el predecible, es decir, como si el entrañable Forrest Ackerman hubiera volcado toda su memoria en la pantalla, y ese "maremagnum" lo hubieran maquetado (con gusto) los responsables de la mítica "Filmfax". Ahora bien, a falta de sorpresas, todo exuda tal amor hacia el material de base, que a veces buceando por sus páginas hasta me emociono y lloro como un chiquillo.

¡Aquellos sí eran superheroes!

¡Aquellos sí eran superheroes! lsdjfldbfl

Enemigo mutante, amigo mutante

Enemigo mutante, amigo mutante Aunque todavía no se haya producido el comunicado oficial, para algunas fuentes ya parece asegurado: Joss Whedon está "dentro" del proyecto "X-Men 3".

No es que quiera hacerme todavía muchas ilusiones, pero os aseguro que el día que se confirme me pondré muy, muy contento.

¡Freak power, claro que sí!

El monstruo de tiempos remotos

El monstruo de tiempos remotos Estoy tristón. Resulta que ayer me puse a revisar unas películas antiguas en VHS para encontrar una que me ha pedido un amigo y descubrí lo que tanto temía desde hace tiempo: muchas de ellas están semipodridas, llenas de "nieve", con fragmentos imposibles ya de ver... Directas a la basura fueron varias. De momento, prefiero renunciar a hacer una inspección más a fondo por las entrañas de mi colección, pero ya estoy preparado para lo peor. Yo que pasé años acumulando cintas, grabando sesiones nocturnas de la tele, completando filmografías... ¿Y ahora, qué?

En fin, el caso es que una de las cintas que, entre sollozos, tiré a la basura contenía una de esas pelis que tenían un "valor sentimental" para mí. Se trataba de "El monstruo de tiempos remotos" (The Beast from 20.000 Fathoms) de Eugène Lourié, una de mis "monster movies" favoritas de todos los tiempos, y, concretamente, la primera peli de este subgénero que vi siendo niño. A falta de videocassette, ahora sólo me queda su recuerdo; eso sí, muy vívido.

La película comienza mostrando como una explosión producida por un experimento en el ártico provoca el deshielo de un gigantesco dinosaurio que permanecía allí congelado desde hacía millones de años. El único que presencia el renacimiento de la criatura es un científico, miembro de la expedición, quien pese a esforzarse por comunicárselo a sus compañeros es ignorado completamente, atribuyéndose su obsesión a trastornos debidos a la prolongada estancia en el Polo. Tras varios intentos fallidos, el científico será creído por un profesor y su bella ayudante, de quien (claro) inmediatamente queda prendado. Mientras ellos hacen lo posible por localizar al enorme saurio, éste llega a Manhattan, sembrando el terror y la destrucción antes de ser exterminado en Coney Island (¡qué escena!).

"El monstruo de tiempos remotos" se rodó en 1953 y fue, de hecho, el primero de los films sobre monstruos antediluvianos de los varios que se estrenaron durante aquella época, marcando claramente la pauta para casi todas las producciones similares que siguieron. Basado en el relato "The Fog Horn" de Ray Bradbury, el film también sirvió de debut tanto para su director, Lourié, como para el legendario animador y técnido de efectos especiales Ray Harryhausen.

A partir de esta película, Lourié (realizador de origen ruso cuya carrera hasta entonces había discurrido en el campo de la dirección artística, siempre en producciones europeas "de prestigio" para cineastas como Renoir u Ophuls), siguió explotando el filón de los bichos enormes, dirigiendo tambien "Behemoth, the Sea Monster" (1958) y "Gorgo" (1961). No obstante, ambos films comenzaron a mostrar el paulatino deterioro de una fórmula cada vez con menor capacidad de sorpresa (al menos en Estados Unidos, ya que en Japón los monstruos gigantes siguieron triunfando durante mucho más tiempo).

Así me siento yo, rodeado de videocassettes polvorientos, como un ser de otro tiempo, un dinosario pendiente de reciclaje...

¡Y ni mencionan a John Waters!

¡Y ni mencionan a John Waters! De Periodista Digital.

NUEVO INTENTO DE HACER CINE CON OLOR.

Agencias (02/09/04, 23.13 horas)

Una vieja ilusión que retorna. La definición del cine como "arte de la imagen en movimiento" vuelve a quedarse pequeña con un nuevo intento de añadir también sensaciones olfativas a un entretenimiento que ya experimentó una auténtica revolución con la introducción del sonido.

Viena, unida a la historia del cine gracias al director Oliver Reed y la conversación entre Orson Welles y Joseph Cotten a los pies de la noria del Prater en El tercer hombre (1949), aspira a renovar su idilio con el séptimo arte, esta vez de modo oloroso. La protagonista será la sala IMAX de la capital austriaca, que además de ofrecer cine en tres dimensiones contará desde 2005 con un sistema controlado por computadora que acompañará las imágenes con efectos olfativos.

A través del olfato se consiguen "vivencias absolutamente sensitivas y muy antiguas", explica el gerente de IMAX en Viena, Alfred Gelbmann, al describir el invento. Este sistema supone "una nueva dimensión" para el cine y ha sido desarrollado por Yellow Point, empresa puntera en este tipo de efectos de última generación. Junto a la introducción de olores, se empleará una nueva tecnología de alta definición que mejorará la imagen.

Claro que pese al entusiasmo promocional de los inventores del sistema, la idea de acompañar la proyección de una película con efectos olfativos viene de antiguo. Tanto que dentro de dos años cumplirá un siglo. El primer intento de unir cine y olfato tuvo lugar en 1906 en la sala Family de Forest City, en Pensilvania (EE UU).

A los gerentes de dicha sala se les ocurrió impregnar bolas de algodón con agua de rosas y esparcirla mediante un ventilador mientras se proyectaba un noticiario sobre el Torneo de las Rosas. Luego, el honor de ser la primera película de ficción olfativa recae en la romántica El gran combate (1928), de George Fitzmaurice, en la que las andanzas del joven Gary Cooper se vieron acompañadas por un sistema que rociaba con ventiladores esencias que "ilustraban" las imágenes en pantalla. Después vinieron nuevos y variados intentos que nunca cuajaron. Las nuevas tecnologías puede que ahora lo consigan.

Aeon Flux es más debilucha en carne y hueso

Aeon Flux es más debilucha en carne y hueso Según Hollywood Reporter Charlize Theron se ha hecho pupita durante el rodaje de una de las (supongo que muchas) escenas de acción de "Aeon Flux", la versión en imagen real de las aventuras de la superheroina futurista creada hace años por el animador Peter Chung para el programa producido por MTV "Liquid TV". Afortunadamente la moza no corre peligro pero su lesión en el cuello ha resultado lo bastante grave como para que se suspenda la filmación durante al menos seis semanas. Mira que les advierten que no hagan las escenas peligrosas, pues nada... estas estrellas no aprenden. Y es que, definitivamente, en dibujo animado Aeon era más dura de pelar.