Vino, Vidi, Vincis
Esta es la versión íntegra de la crítica de "Entre copas" que aparece este mes en "Fotogramas". La entregué algo más larga de lo que ha salido publicada. Cosas de la compaginación...
ENTRE COPAS
por Antonio Trashorras
Dirección: Alexander Payne. Intérpretes: Paul Giamatti, Thomas Hayden Church, Virginia Madsen, Sandra Oh. Guión: Alexander Payne y Jim Taylor, basado en la novela de Rex Pickett. Fotografía: Phedon Papamichael. Música: Rolfe Kent. Título original: Sideways. Nacionalidad: USA, 2004. Duración: Género: Comedia dramática.
Mientras el cadáver de la cinefilia europea se pudre en una esquina sin que le importe un bledo a casi nadie, y los viejos filmotequeros malviven atrincherados en la nostalgia, de Estados Unidos llegan algunas de las voces más interesantes del celuloide actual. No es, claro, de Hollywood de donde proceden esas nuevas miradas, sino más bien del mundillo (llamémosle así) sabiondillo o gafapasta. Dentro de ese grupo donde también resoplan cineastas como David O. Russell o los dos Anderson (Wes y Paul Thomas), parece seguro que Alexander Payne será quien antes alcance categoría de clásico. Y es que a diferencia del otro (para mí) talentazo de esta camada, Wes Anderson, genialoide kamikaze de la estilización con mensaje y el humor anticlimático, Payne trabaja desde una cercanía emocional hacia sus personajes y una textura tonal cercana al mainstream más digerible (y descodificable) por el público mayoritario.
Humanista desencantado, aunque de menguante ferocidad, con esta su última miniatura agridulce Payne confirma su tendencia a la fábula con guinda catártica que, pese a su aparente heterodoxia, no deja de buscar la complicidad del respetable. Suerte de volcado en pantalla de los mundos literarios de John Cheever o Richard Yates, tamizados por Cassavettes (algo de Husbands se aprecia en este filme), pero primando una voluntad expositiva más ortodoxa y amable, casi digna de Preston Sturges o incluso Capra, Sideways presenta algún que otro momento donde, por vez primera en la filmografía de su autor, se roza (con perdón) lo sentimental. No obstante, es ahí donde el largometraje se erige a la postre en un instrumento perfecto tanto para la emoción como para la reflexión, posibilitando esa empatía popular que, a diferencia de los chistes vegetales y postmodernos del director de Los Tenenbaums, terminará por asfaltar el camino de Payne hacia el reconocimiento masivo.
LO MEJOR: Una de las escenas entre Paul Giamatti y Virginia Madsen, toda una cima de la emotividad.
LO PEOR: Algún que otro lugar común de la crisis de mediana edad.
ENTRE COPAS
por Antonio Trashorras
Dirección: Alexander Payne. Intérpretes: Paul Giamatti, Thomas Hayden Church, Virginia Madsen, Sandra Oh. Guión: Alexander Payne y Jim Taylor, basado en la novela de Rex Pickett. Fotografía: Phedon Papamichael. Música: Rolfe Kent. Título original: Sideways. Nacionalidad: USA, 2004. Duración: Género: Comedia dramática.
Mientras el cadáver de la cinefilia europea se pudre en una esquina sin que le importe un bledo a casi nadie, y los viejos filmotequeros malviven atrincherados en la nostalgia, de Estados Unidos llegan algunas de las voces más interesantes del celuloide actual. No es, claro, de Hollywood de donde proceden esas nuevas miradas, sino más bien del mundillo (llamémosle así) sabiondillo o gafapasta. Dentro de ese grupo donde también resoplan cineastas como David O. Russell o los dos Anderson (Wes y Paul Thomas), parece seguro que Alexander Payne será quien antes alcance categoría de clásico. Y es que a diferencia del otro (para mí) talentazo de esta camada, Wes Anderson, genialoide kamikaze de la estilización con mensaje y el humor anticlimático, Payne trabaja desde una cercanía emocional hacia sus personajes y una textura tonal cercana al mainstream más digerible (y descodificable) por el público mayoritario.
Humanista desencantado, aunque de menguante ferocidad, con esta su última miniatura agridulce Payne confirma su tendencia a la fábula con guinda catártica que, pese a su aparente heterodoxia, no deja de buscar la complicidad del respetable. Suerte de volcado en pantalla de los mundos literarios de John Cheever o Richard Yates, tamizados por Cassavettes (algo de Husbands se aprecia en este filme), pero primando una voluntad expositiva más ortodoxa y amable, casi digna de Preston Sturges o incluso Capra, Sideways presenta algún que otro momento donde, por vez primera en la filmografía de su autor, se roza (con perdón) lo sentimental. No obstante, es ahí donde el largometraje se erige a la postre en un instrumento perfecto tanto para la emoción como para la reflexión, posibilitando esa empatía popular que, a diferencia de los chistes vegetales y postmodernos del director de Los Tenenbaums, terminará por asfaltar el camino de Payne hacia el reconocimiento masivo.
LO MEJOR: Una de las escenas entre Paul Giamatti y Virginia Madsen, toda una cima de la emotividad.
LO PEOR: Algún que otro lugar común de la crisis de mediana edad.
3 comentarios
Alberto Fuente -
En el primer visionado puede parecerlo por las continuas citas que se hacen de determinados vinos, en especial de dos: el Pinot y el Cabernet.
Pero en un segundo visionado (o en un primero si has estado un poco atento) te das cuenta de que de lo que realmente están hablando es de la vida.
Esta aseveración queda patente en la escena en la que el personaje de Virginia Madsen explica a Miles las sensaciones que experimenta al descorchar y paladear una buena botella de vino (excelente diálogo).
¡Fuera prejuicios a la hora de ver cine!
Un saludo,
Alberto Fuente
PD: ¿Alguna otra Maya en la sala... que no pinche?
Trashi -
Malasombra -