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Gente

Y ahora algo totalmente diferente

Y ahora algo totalmente diferente A partir de mediados de octubre el genial John Cleese usará su página web para mostrar al mundo una serie de pequeños sketches de unos tres minutos, escritos y dirigidos por él durante estos últimos meses y sin ningún afán de lucro. Dice que los ha concebido con total libertad y ajeno a factor comercial alguno.

En palabras suyas: "I am going to put sketches and funny material and information and in particular vicious gossip about my show-business friends that hasn't appeared in the British press. The studio, equipped with a small Sony camera, will be in the barn at my ranch. I seriously want to see if I can operate this Web site like a tiny, tiny little television station."

La cosa promete...

Ha muerto un gran guionista

Ha muerto un gran guionista Se muere gente importante y desde aquí no me suelo hacer eco de ello. Las razones son, por un lado, que os supongo ya suficientemente informados de dichos fallecimientos a través de los medios de comunicación más diversos y no veo el interés en emplear un espacio aquí en insistir con noticias tan difundidas; por otro, la realidad es que muchas veces sobre dichas personalidades muertas tengo pocas ideas nuevas o sentimientos que aportar más allá de las típicas frases alrededor de la lógica tristeza ante la pérdida de gente con talento. Es por ello que, por ejemplo, de los recientes fallecimientos de mitos como Jerry Goldsmith, Fay Wray o Elmer Bernstein no incluyese aquí en su momento mención alguna. Leí necrológicas muy buenas de ellos en las suficientes publicaciones "mainstream" y en otros "blogs", como para convencerme de que no tenía mucho sentido machacar al posible visitante de "Un toque de azufre" con más textos sobre dichos mitos. Hoy, sin embargo, sí que voy a detenerme a recordar a alguien recién fallecido, del cual, sospecho, muy pocos tendréis ocasión de leer ningún artículo que valore su figura y lamente su desaparición.

Robert Lewin, guionista y productor de televisión, murió ayer a la edad de 84 años, por culpa de un cáncer de pulmón. El de Lewin es uno de esos nombres, incrustados en innumerables capítulos de teleseries, en los cuales la mayoría de los espectadores apenas habrá reparado a lo largo de los años. No obstante, para un teléfago como yo, os aseguro que su presencia significaba bastante, hasta el punto de constituir uno de esos pequeños mitos privados tan difíciles de compartir (como Dennis Spooner o Dan Curtis o...).

La carrera de Lewin comenzó curiosamente en el cine, y no en la pequeña pantalla. Por su primer guión fílmico "The Bold and the Brave" (1956), basado en sus propias experiencias combatiendo en Italia durante la Segunda Guerra Mundial, recibió una nominación al Oscar, si bien a partir de ahí toda su brillante trayectoria transcurriría en la televisión. Sus aportaciones en la escritura de ficción televisiva abarcan géneros como el "western" ("Gunsmoke", "Rifleman", "Rawhide"), las series policiales ("Hawai 5-0", "Mannix", "Cannon", "Baretta"), de espionaje ("The F.B.I", "I Spy", "Mission: Impossible") o de ciencia-ficción ("The Man from Atlantis", "Star Trek: The Next Generation"). Pero quizá sus tres presencias más destacadas en la historia del medio hayan sido dentro de las series "The Fugitive" (el "thriller" persecutorio por excelencia), "Kung Fu" (¿qué decir de ella a estas alturas?) y "The Paper Chase", serie basada en el largometraje de igual título, hoy prácticamente olvidada pero que permanece como uno de los mayores hitos en la evolución de la escritura catódica hacia terrenos auténticamente realistas y adultos.

Producida en 1975 y emitida en España en 1981 con el título "Vida de estudiante", la serie (co-escrita y co-producida por Lewin) giraba alrededor de la vida cotidiana en unos estudiantes de Derecho y contaba, como auténtico eje vertebrador, con la totémica presencia del gran John Houseman interpretando al profesor más duro y carismático de la facultad. "The Paper Chase" proporcionó a Lewin varias nominaciones a los Emmy.

Pues eso, que murió un gran hombre de televisión, alguien que se lleva con él un buen pedazo de la historia del medio y un hombre que posiblemente sabía más de escritura de lo que nunca pueda llegar a imaginar. Adios, maestro.

Pelucones, purpurina y plataformas

Pelucones, purpurina y plataformas En estos tiempos tan extraños en los que uno

La voz azul

La voz azul Descubrí las abisales cuerdas vocales de Etta Scollo en la escena más hermosa, emotiva y desconcertante de "Bad Guy", uno de los increibles largometrajes que el coreano Kim Ki-duk ha realizado en estos últimos años. "I tuoi fiori" se llamaba la canción y la irrupción de la profundísima, ígnea voz de esta italiana afincada en Alemania aportaba a la desesperada historia de "amour fou" narrada en la película una extrañísima cualidad de melodráma onírico. Un momento de cine inolvidable.

Desde entonces me he informado sobre ella, su música, su vida... y la he escuchado todo lo que he podido, claro. Recomiendo buscar sus CDs en la página alemana de Amazon o bajaros por el morro lo que encontréis suyo en esos lugares prohibidos que yo no frecuento, por supuesto. Y su página personal es esta. Merece mucho la pena.

La sonrisa deslizante

La sonrisa deslizante Me enamoro fácilmente de las patinadoras sobre hielo. ¿Me pasa sólo a mí? ¿Soy raro? ¿Eh? Me da igual… Quién no sienta pellizcos en el corazón viendo cómo se deslizan y vuelan ángeles como Michelle Kwan, Sasha Cohen o Shizuka Arakawa es que tiene el alma calcificada. Punto.

Aquí tenéis a uno de mis mayores amores, la muñeca rusa, Elena Sokolova, la patinadora que más lesiones graves y accidentes fuera del hielo ha sufrido y la que jamás veréis competir sin una sonrisa en los labios. Puede que todavía no le haya llegado la hora de subir a lo alto del podium (hasta la fecha sólo tiene platas en los campeonatos europeos y mundiales), pero el cielo ya se lo tiene ganado. Por su perseverancia, por su dulzura y por llevarnos siempre al borde del síndrome de Stendhal cuando flota sobre la superficie blanca. Suspiro.

El ruido y la furia

El ruido y la furia Hope of States es el grupo que más escucho en este momento, tanto que no recuerdo una fascinación semejante desde los días en que descubrí a Radiohead o Mercury Rev. Las doce canciones que integran “The Lost Riots”, el disco de debut de esta banda inglesa, dan como resultado una desconcertante y virtuosa ensalada de influencias y tonos, aunque uniformizada por una actitud solemne, épica y majestuosamente emocional que, si bien los fanáticos del “garage” juzgarán seguramente como impostada y altiva, en cambio a mí que siempre babeé con las tendencias sinfónicas y la grandilocuencia de eso que algunos llaman rock “universitario” o “de tesis”, no deja de sumirme en un extasis sólo comparable al producido por la escucha continuada de “The Bends”.

Guitarras acústicas que recuerdar a los “Violent Femmes” más oscuros, secciones de cuerda que aportan melodrama, pianos “kingcrimsonianos”... siempre entre el barroquismo y la desolación, Hope of the Status pretenden ante todo conmover, cosa que logran a veces por la vía sentimental (esos momentos a lo Sigur Ros) y otras mediante la pura turbulencia. De la brisa al vendaval, estamos ante un grupo capaz de evocar tanto al “brit pop” más lánguido como a los Sonic Youth más furiosos con tan sólo pasar de un corte al siguiente.

Mujer tenía que ser.

Mujer tenía que ser. Si Norah Jones te arrulla tanto que puede llegar a resultar narcótica, si Diana Krall te agrada, claro, pero también te empalaga un poco, si empiezas a sospechar que bajo tanta vocalista sensible de última generación lo que hay en realidad es un poco de cuentitis y laxitud interior... ha llegado el momento de escuchar a Rebekka Bakken.

Convertida gracias a su debut en solitario con el apabullante album "The Art of How to Fall" en todo un fenómeno dentro del ambiente jazzístico ligero de Europa, esta noruega de treinta y pocos años jamás deja indiferente cuando se la escucha por vez primera. Su abrasiva voz esgrime una intensidad muy lejos de la tersa perfección académica de ciertas "divas", mientras que la naturaleza de sus composiciones no escatima ni en complejidades estructurales ni en paisajes emocionales encapotados.

"Say Goodbye To What Is Gone", "Worriless" o "Daylight Is Short In Fall" son algunas de las cumbres de este disco espinoso, dedicado a la exposición en doliente primera persona de cuantos desajustes e incongruencias sentimentales torturan a cualquier adulto. Quizá Rebekka Bakken no tenga el "glamour" ni los Grammies de otras, pero os aseguro que en ovarios las supera por carretillas. Digo.

Mira el pajarito

Mira el pajarito Se puede decir que Gregory Crewdson es el fotógrafo que más me pone de un tiempo a esta parte. Es un tipo que monta unos decorados detalladísimos y se gasta un pastón en iluminarlos para obtener algo semejante a lo que serían fotográmas aleatorios de inexistentes películas de misterio, típicamente americanas, eso sí. Y casi siempre preñadas de una atmósfera lúgubre, enrarecida, turbadora... lynchiana para entendernos. Otros referentes podrían ser la incómoda cotidianidad de Edward Hopper, la mirada tan etérea como macabra de Cindy Sherman o la maldad conceptual de Duchamp.

Como soy pobre no me puedo comprar sus carísimos libros. Pero al menos tengo el ordenata repleto de imágenes suyas de diversos tamaños recogidas por internet a lo largo de años.

Pues nada, a ver si os gusta.

La mandrágora que canta

La mandrágora que canta Dice mi amigo Nacho Faerna (escritor y guionista de cine y televisión) que anoche acudió a ver la actuación de Ute Lemper en Madrid y salió con la maquinaria en ebullición. Normal…

Yo la vi en el primer o segundo concierto que dio aquí y, oye, menuda impresión. Desde aquel año ha seguido viniendo con asiduidad, aunque ya no he podido volver a verla. En vivo, ya que la 2 de TVE suele emitir posteriormente dichas actuaciones, y yo bien contento de disfrutarlas desde mi sofá. Aunque, claro, como verla y escucharla a pocos metros de distancia no hay nada. Ahí delante, hermosa y temible, como un boceto de Grosz en movimiento.

Mantis de humo, abanderada de un desgarro femenino típicamente centroeuropeo, nieta espiritual de Louise Brooks, Dietrich y demás leyendas nocturnas, lo de Lemper siempre ha sido el transformismo bohemio, el poner y quitarse máscaras, el adoptar como segunda piel hoy a Kurt Weill, mañana a Astor Piazzola y en cualquier momento a Brel, pero siendo siempre fiel a sí misma y a la tradición que encarna como nadie: la de las musas del cabaretismo expresionista.

Qué envidia no haber estado allí…

Bilbo Muñoz

Bilbo Muñoz ¡David ha adoptado un gato! Se lo encontró maltrecho en los soportales de su urbanización y decidió llevárselo a casa. El animal está viejito pero sano y parece muy civilizado. Debió perderse o haber sido abandonado ya que se mueve por el apartamento como quien ha vivido siempre en plan casero. David le ha puesto Bilbo, en un arrebato de lucidez freak. Da ternura, ¿eh?

De momento el ancianito no me da apenas alergia cuando lo tengo cerca. Menos mal