A propósito de Kore-eda (4)
Su pasado como prestigioso documentalista televisivo volvió a resultar evidente en el siguiente largometraje de Kore-eeda, "Distance" (2001), basado en un hecho real de infausto recuerdo: el atentado perpetrado en el metro de Tokio con gas sarín por la secta llamada "El arca de la verdad". La película nos emplaza tres años después de la masacre. Mientras una voz en off rememora los detalles de aquel acontecimiento, la imagen nos va presentando varias acciones paralelas protagonizadas por distintos personajes, los cuales sólo tienen una cosa en común: son amigos o familiares de algunos de los miembros de la secta. Poco a poco descubrimos que tras el atentado varios de dichos miembros fueron a su vez asesinados por sus propios compañeros en una aislada casita en el bosque. El grupo protagonista se reúne en dicho bosque para orar y recordar a sus allegados, y cuando deciden regresar a sus casas descubren que les han robado el coche, viéndose obligados a pasar allí la noche, aislados. Entonces aparece un nuevo personaje, un ex-miembro de la secta que habiendo acudido allí con el mismo objeto que ellos, al encontrárselos decide guiarlos hasta la cabaña donde se produjeron los asesinatos.
De nuevo la memoria constituye la materia prima fundamental del cineasta, quien en esta ocasión filma una película mucho más angustiosa en su minuciosidad, y árida en su exploración emocional de los recuerdos confrontados. Remordimientos, dolor, arrepentimiento y mentiras desfilan ante los ojos del espectador de una manera tan desgarrada como ascética, y mediante un estilo que, más que nunca, juega a prolongar las situaciones al máximo, hasta conseguir que el paisaje y los sonidos, unidos a unos enigmáticos "flash-backs", jueguen un papel casi hipnótico.
Comparada con sus dos largometrajes de ficción anteriores, "Distance" es la obra de Hirokazu Kore-eda que te dejá un mayor sentimiento de desolación interior; una oquedad en el estómago y un regomello existencial muy característicos de un estilo en constante depuración, siempre al servicio de un material dramático por completo al margén de los clichés y sobrado de hondura teórica.
De nuevo la memoria constituye la materia prima fundamental del cineasta, quien en esta ocasión filma una película mucho más angustiosa en su minuciosidad, y árida en su exploración emocional de los recuerdos confrontados. Remordimientos, dolor, arrepentimiento y mentiras desfilan ante los ojos del espectador de una manera tan desgarrada como ascética, y mediante un estilo que, más que nunca, juega a prolongar las situaciones al máximo, hasta conseguir que el paisaje y los sonidos, unidos a unos enigmáticos "flash-backs", jueguen un papel casi hipnótico.
Comparada con sus dos largometrajes de ficción anteriores, "Distance" es la obra de Hirokazu Kore-eda que te dejá un mayor sentimiento de desolación interior; una oquedad en el estómago y un regomello existencial muy característicos de un estilo en constante depuración, siempre al servicio de un material dramático por completo al margén de los clichés y sobrado de hondura teórica.
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