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El otro conejo de la suerte

El otro conejo de la suerte Apenas un puñado de fanáticos de la animación primitiva recuerda hoy en día quien fue Oswald the Lucky Rabbit. Consultando cualquier enciclopedia de la animación (alguno de mis amigos tiene aún en su poder el libro de Maltin; por Dios, que se identifique y me lo devuelva de una vez) se aprende que este conejillo fue el personaje que sirvió a Walt Disney y a su explotado "amigo" Ub Iwerks para sentar las bases estéticas y humorísticas sobre las que poco después plantarían los pilares de su posteriormente exitoso Mickey Mouse. Concebido en principio para ser un apresurado (y clónico) sustituto del que había sido concebido como personaje estrella de la emergente compañía de Disney, cuando Universal rompió con él, arramplando con los derechos de Oswald y llevándose a todos sus empleados (excepto al leal Iwerks), Mickey no tardó en obtener muchísima más aceptación que su predecesor. Es decir, el sucedaneo derrotó al original, siendo el primero, de los muchos casos que vendrían años después, en que el espabilado Walt rió el último en la agitada industria de los dibujos animados del pasado siglo.

A partir de 1928, Oswald, ya en poder de la Universal, y el recién nacido Mickey (que al principio se llamó Mortimer), coexistieron en el seminal mercado de la exhibición fílmica. En primer lugar, Universal puso al conejo en manos de Charles Mintz, quien apenas un año después era expulsado, encontrando a continuación un nuevo hogar en Columbia, donde se responsabilizaría de los primeros (y maravillosos) cortos sonoros del Krazy Kat de Herriman. Walter Lantz, quien años después triunfaría con su Woody Woodpecker ("el pájaro loco", para nosotros los hispanohablantes) ocupó el lugar de Mintz, a las riendas de las cada vez menos exitosas aventuras de Oswald.

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Entre 1928 y 1929, se produjeron 26 cortometrajes protagonizados por el conejo, que con el paso del tiempo han terminado por constituir un capítulo más bien ignoto en la historia del arte animado (ni siquiera Maltin los documentó en su "Of Mice and Magic). Son "cartoons", a caballo entre las etapas producidas por Disney y Lantz, olvidados en toda regla, pese a que en su fabricación participasen talentos de la talla de Rudolph Ising o el legendario Friz Freeleng, futuro pilar de los "Looney Tunes" de la Warner (donde, por cierto, también parasitarían algunos hallazgos de Oswald para su, por entonces estelar, Bosko).

Muchos más detalles de la historia de Oswald the Lucky Rabbit podréis hallarlos aquí, una sabrosa base de datos confeccionada por los especialistas David Gerstein and Pietro Shakarian, en el seno del imprescindible Cartoon Research. Una cita obligada para todos aquellos que sentimos una irresistible atracción por la monocromática animación de las cavernas."

3 comentarios

Frank Einstein -

Pobre Ub Iwerks, que trabajaba por una botellita de cognac.
Aunque no te creas que en el mercado de la animación, hoy por hoy, cobramos mucho más. Al menos él al estar alcoholizado no se daba cuenta...

Trashi -

Sí, grandísimo episodio para los fanáticos de la animación. Es más, el pobre vagabundo aquel era un homenaje a Iwerks, y también un poco a Ising, y todos los talentos expoliados, en mayor o menor medida, por el gran vampiro Walt.

Noel -

Vaya, precisamente ayer leía un reportaje sobre el personaje en una revista inglesa de animación.

Sobre el asunto Mickey-Oswald, "Los Simpsons" lo retrataron bastante bien en un episodio ("El día que murió la violencia, creo que se llamaba) en el que al final aparecían unos plagios de Bart y Lisa resolviendo el caso de la autoría de "Rasca y Pica". Mítico.