Oficinistas japoneses cocidos
¿Quién no ha echado alguna vez una cabezadita en el metro o el bus? Esa babilla que se desliza y cuya humedad te provoca un abrupto y avergonzado despertar, ese último ronquido mal disimulado, motivo de irónicas miradas de soslayo por parte (precisamente) de la chica más guapa de alrededor... Pues si nos pasa a nosotros, garañones sureuropeos famosos por nuestra extrema dosificación del esfuerzo laboral, imaginad al pobre asalariado nipón medio, es decir, el currelilla más puteado del planeta. Lo exigente de sus jornadas de trabajo, esa imposible dieta a base de pescado y cosas redondas, y la exposición continua a las parafilias más descabelladas explican lo fácilmente que aquellos angelitos encorbatados se quedan sopa en los transportes públicos (cuando no en plena rue) al volver de noche a sus armarios, digo apartamentos. Bueno, lo cierto es que lo mucho que le dan al sake también contribuye a que día sí día también alcancen semejante catatonia. Y es que no hay más que ver "Sin Chan" para darse cuenta de hasta que punto, por aquellos lares, la ebriedad post-laboral es contemplada como un hecho cotidiano sin la menor trascendencia social.
Eso sí, ahora que allí casi todo el mundo lleva un móvil-cámara en su bolsillo, no podía tardar en extenderse la afición de capturar las posturas más divertidas y grotescas que ofrecen estos inconscientes ciudadanos. Y es que, ¿cómo resistirse a guardar para la posteridad la imagen de un tipo completamente frito, al borde del coma etílico, a veces sin dejar por ello de aferrarse a su maletín? Si acudís aquí podréis encontrar mogollón de fotos tan simpáticas como estas.
(Este "post" se lo dedico a mis amigos los Art&Maña quienes durante una opípara comida en Sitges me miraron con cara rara cuando les aseguré que esta página existía. ¿Veis como no me lo inventé?)
Eso sí, ahora que allí casi todo el mundo lleva un móvil-cámara en su bolsillo, no podía tardar en extenderse la afición de capturar las posturas más divertidas y grotescas que ofrecen estos inconscientes ciudadanos. Y es que, ¿cómo resistirse a guardar para la posteridad la imagen de un tipo completamente frito, al borde del coma etílico, a veces sin dejar por ello de aferrarse a su maletín? Si acudís aquí podréis encontrar mogollón de fotos tan simpáticas como estas.
(Este "post" se lo dedico a mis amigos los Art&Maña quienes durante una opípara comida en Sitges me miraron con cara rara cuando les aseguré que esta página existía. ¿Veis como no me lo inventé?)
2 comentarios
RM -
Kitsune -
En la vida he conseguido yo dormir en ningún autobús, incluso llega a ser puro insomnio en los viajes en avión, que se convierten así en un verdadero "via crucis". 15 horas de vuelo sin poder pegar ojo.. el horror....
Sin embargo, era entrar en un tren, cercanías, metro, bus japonés y entrar en un estado de sueño profundo, sólo roto por la inminente llegada de mi parada.
Jamás podré averiguar qué es lo que produce esto, y puedo afirmar que en mi caso la úlcera de estómago impide una ingesta masiva de sake o cualquier bebida alcohólica. Y desde luego no le doy a las drogas.
Las fotografías.. a mí me parece que hay más de un salary man post-cena-trabajo-obligatoria.
Pura cultura japonesa...