Trompa, trompa...
Sólo hay una cosa que excite más mi naturaleza morbosa y "pop" que asistir a la decadencia y humillación pública de una estrella, otrora adorada (véase Farrah, Rourke, etc). Y es... asistir a la decadencia y humillación pública de quien jamás llegó a ser una estrella, aunque ella (o él) se lo creyesen. Tal es el caso de Anna Nicole Smith, ese lugar común de la cultura basura de finales de los 90, muñeca hinchable sin apenas rastro de actividad cerebral quien, tras llevárse al otro barrio a aquel supermillonario montado en sus cántaros de leche (que le quiten lo bailao al fósil), inició un suculento proceso de autodestrucción que la convirtió en algo así como la versión "cartoon" y(aún más) abisal de Jane Mansfield. Tras ponerse hipopótamo, convertirse en una planta química ambulante y frecuentar la U.V.I un par de veces (¡la perdemos, la perdemos! ¡Desfibrilador, ya! ¡Uno, dos, tres...! ¡Ahora! ¡Chassssssss!), la vacaburra parecía haber enderezado algo su simulacro de vida volviendo al "caldelabro" (esta referencia los no españoles no la pillaréis, lo siento) gracias a un "reality show" hilarantemente vejatorio, al mismísimo borde del encefalográma plano (Paris Hilton es Doris Lessing al lado de ella).
Pero, mirá tú, que ahora la rubia la ha vuelto a montar en público. El bochorno ha tenido lugar con ocasión de la entrega de los American Music Awards, en los cuales Annita simplemente tenía que salir, menear los melones y presentar brevemente un premio (tampoco se le pedía una conferencia tipo, qué se yo... Aznar). El caso es que la tipa, a saber qué llevaría en el cuerpo (además de silicona, digo), pero ofreció un numerito lamentable... ¡y guay! Lengua espasmódica, "tics" descontrolados, discurso errático... es decir, lo que siempre se ha denominado ir cocido, llevar una buena cogorza, haberse puesto hasta arriba. Vamos, lo que todos recordamos a Fernando Arrabal en aquel mítico programa de Sánchez Dragó, o, día sí, día no, al autómata antes conocido como Massiel.
Información más detallada la podéis encontrar aquí, queridos morbonautas. Además tenéis también la posibilidad de disfrutar del video, claro que sí. Y más leña al fuego: otro artículo, este del New York Post, sagazmente titulado "Who Let Anna Nicole get on TV Like That?" se puede leer aquí.
The Show Must Go On... Saludos desde el estercolero.
Pero, mirá tú, que ahora la rubia la ha vuelto a montar en público. El bochorno ha tenido lugar con ocasión de la entrega de los American Music Awards, en los cuales Annita simplemente tenía que salir, menear los melones y presentar brevemente un premio (tampoco se le pedía una conferencia tipo, qué se yo... Aznar). El caso es que la tipa, a saber qué llevaría en el cuerpo (además de silicona, digo), pero ofreció un numerito lamentable... ¡y guay! Lengua espasmódica, "tics" descontrolados, discurso errático... es decir, lo que siempre se ha denominado ir cocido, llevar una buena cogorza, haberse puesto hasta arriba. Vamos, lo que todos recordamos a Fernando Arrabal en aquel mítico programa de Sánchez Dragó, o, día sí, día no, al autómata antes conocido como Massiel.
Información más detallada la podéis encontrar aquí, queridos morbonautas. Además tenéis también la posibilidad de disfrutar del video, claro que sí. Y más leña al fuego: otro artículo, este del New York Post, sagazmente titulado "Who Let Anna Nicole get on TV Like That?" se puede leer aquí.
The Show Must Go On... Saludos desde el estercolero.
8 comentarios
DIEGUITO -
DIEGUITO -
Trashi -
Trashi -
Pues me temo que del corto de Vigalongo no puedo decir nada porque no lo he visto. Y eso que su protagonista es una muy buena amiga, Marta Belenguer, una superactriz.
Y lo de los premios pues... hombre, para optar al menos a ganar algo, tienen que inscribirte primero, ¿no? ¿Lo pillas, verdad?
Malkmus -
RM -
bea -
Andrés -