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UN TOQUE DE AZUFRE Image Hosted by ImageShack.us

¡Muerte a las ballenas!

¡Muerte a las ballenas! Sin duda la página web que más feliz me ha hecho hoy es esta, un sitio donde te dicen de manera semiconvincente que lo de la extinción de las ballenas es puro cuento, "marketing" y negocio. Paranoooooooia...

Copio a continuación algunos párrafos divertidos:

"En una encuesta realizada a mil trescientas veintisiete personas a las que se preguntó por el primer animal amenazado que les viniera a la mente, el cincuentaynueve por ciento respondió la ballena azul. Algunos de los animales que corren un riesgo más severo y que nos deberían resultar mucho más familiares, como el quebrantahuesos o lobo, ni siquiera aparecen en la lista."

¿De dónde surge esta gran concienciación acerca del peligro que corren? ¿Qué tienen las ballenas a su favor de lo que carezcan el asno africano o el rinoceronte negro? Principalmente, una gran campaña de márketing. Las diversas campañas y organizaciones no guvernamentales destinadas a salvar a estos cetáceos mueven cada año miles de millones de dólares y son un negocio que se debe cuidar. La famosa fundación "Save the sea giants" (fundada por Frederick Buttles III, más adelante conoceremos a su familia) gastó durante 2002 más de cincuenta millones de dólares en campañas de "concienciación", que se tradujeron a su vez en ingresos de más de doscientos millones en forma de donaciones. ¿A qué se dedicaron estos ciento cincuenta millones de beneficios? Más o menos una cuarta parte fué a parar a los sueldos de los trabajadores de la fundación, más de diezmil en todo el mundo. El resto, se dedicó a la compra de barcos, construcción de laboratorios etc. para la investigación de las ballenas, la protección de su hábitat y este tipo de cosas. Y esta es solo una organización, de las más importantes, eso sí, de los cientos existentes que dedican todos o parte de sus esfuerzos a estos animales, lo que significa que anualmente, más de billón de dólares se gasta para salvar a las ballenas de la extinción.

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Ahora bien, ¿qué ocurriría si ni un solo dólar se hubiera destinado a este fin? ¿Dónde habrían ido a parar todas esas donaciones? Estamos hablando de un fraude gigantesco que afectaría a millones de personas. Un fraude que es real, y mucho más aterrador de lo que la mayoría se atrevería a creer.

Debemos remontarnos hasta el año 1895. La empresa Smith & Jones & Spencer & Buttles Enterprises (SJSB en adelante) se funda en Nueva York, fruto de la asociación de cuatro grandes armadores balleneros de la costa este de Estados Unidos, creando la mayor flota del país. A los pocos años, en 1904, habían aplastado a la competéncia y eran pocos los barcos que salían a la caza de las ballenas (atención, hablamos de ballenas grises, jorobadas, y cachalotes, nunca de ballenas azules) bajo una bandera que no fuera la suya. Sin embargo, los mercados evolucionan y poco a poco, los productos extraídos de los grandes cetáceos iban teniendo peor acogida, y su precio disminuía rápidamente. A mediados de 1954, la empresa estaba en total bancarrota. Los herederos de SBSJ veían que su imperio se desmoronaba porque no habían sabido adaptarse a los nuevos tiempos, y sabían que su enorme flota estaba a un paso de oxidarse en los muelles de Nueva York. Sin embargo, su fortuna seguía siendo considerable, y fué Frederick Buttles Jr. quién descubrió la mejor forma de re-invertirla: puesto que ya nadie quería cazar ballenas, ¿por qué no empezar una campaña para su protección? Durante siglos, nadie que no intentara clavarles un arpón en el lomo se había preocupado por ellas; sin embargo, con sus barcos, podrían navegar a su lado, sus hombres conocían sus costumbres, sabían como encontrarlas y acercarse sin asustarlas. Convertirían las ballenas en un nuevo producto para la floreciente economía norteamericana de los años cincuenta y sesenta. Invirtieron grandes cantidades en campañas publicitarias, se comercializaron ballenas de peluche, y en las navidades de 1963 el barco de observación de ballenas se lanzó como producto estrella para las navidades.

Sin embargo, pese a que los ingresos eran cuantiosos, SPSB se dió cuenta de que resultaba mucho más caro ayudar a las ballenas que matarlas, y el beneficio obtenido no era ni mucho menos comparable al de los mejores tiempos de la empresa como ballenera. De nuevo Frederick Buttles tuvo la idea que sacó de nuevo a flote la compañía: Inventarían un animal al que investigar que resultara mucho más barato, y por el que la gente se interesaría mucho más que por la ballena gris o la jorobada. Se pusieron en marcha estudios e investigaciones. Se dedujo que el color favorito de la mayoría de la gente era el azul, que a los niños les gustan los animales grandes, que tendría mejor imagen una criatura que se alimentara de plancton que una que fuera carnívora, y un largo etcétera de conclusiones que poco a poco convirieron a la hasta entonces inexistente ballena azul en el mito que es hoy. Después de la considerable inversión actual, y pese al contínuo proceso de modernización de la empresa para hacer su mentira cada vez más creíble, utilizando avanzadas técnicas no solo de montaje audiovisual y fotográfica, maquetas, animación stop motion e incluso animación digital, se volvió a demostrar que si hay algo más rentable que matar, es mentir.

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Naturalmente, esto resulta difícil de creer para la mayoría de la gente, que cree saber de la existéncia de las ballenas azules desde que nació. Lo cierto es que mucha gente que vive hoy no tiene recuerdos anteriores a la década de los cincuenta. Y durante el medio siglo de vida del invento, sus creadores se han esforzado arduamente en convertirlo en algo que existiera desde mucho antes. Incluso se ha conseguido cambiar antiguos libros y tratados de zoologia de los siglos XVIII y XIX para incluir a su creación; se han falsificado obras de arte. En definitiva, no se han escatimado esfuerzos para conseguir una mentira de lo más convincente. ¿Sigue pareciendo increíble? ¿Porqué poca gente cree en los alienígenas? ¿O en el Yeti? Existen cientos de testimonios, fotografías y pruebas, y se da por sentado que sean fraudulentas. Sin embargo, las que demuestran la existéncia de la ballena azul no son mejores...

Se inventó un animal, se le hizo popular y hoy miles de personas limpian sus conciencias haciendo donaciones a organizaciones que financian a mentirosos, estafadores y ladrones escondidos tras una buena causa, auténticos lobos con piel de cordero. ¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?".

Mola la historia, ¿verdad?"

3 comentarios

DM -

Ja, ja... qué bueno. Yo, que soy uno de los pringados que engordan todos los años las arcas de las malévolas empresas de avistamiento de ballenas, todavía estoy por ver una ballena azul. Pero todo se andará... ¿o ando tras una quimera?

Bromas aparte, una cosa es cierta: la lista de especies en extinción es espeluznante. Y como en su mayor parte son animales feotes, y encima resulta muy difícil verlos en libertad, en general despiertan muchas menos simpatías que los cetáceos. Pero defender a unos no implica olvidarse de los otros.

¿Alguién tiene idea de quién ha escrito esto?

Toño -

Esto es lo que en USA llaman CHARISMATIC MEGAFAUNA:

"Giant pandas are 'charismatic megafauna,' a category that includes whales and other sea mammals, salmon and other inspirational fish, eagles and other flashy raptors. In each instance, the creatures help spotlight the hundreds of humbler but equally endangered species: the black-spored quillwort, the longhorn fairy shrimp."

fnaranjo -

No tengo palabras.

(O sea, sí, pero no me van a caber aquí...)

genial!