Una historia verdadera
En 2002 David Muñoz y yo estábamos escribiendo una película de terror para el director Isidro Ortiz.
Su título provisional era Sangre, iba de vampiros (lo sospechabais, ¿eh?) y las productoras con las que estábamos trabajando eran Fausto Producciones e Impala PC. Isidro acababa de estrenar su primer largometraje, Fausto 5.0, también conocido como la peli de La Fura del Baus. Las relaciones entre nosotros y él eran buenas, y alguna que otra fricción creativa aparte, lo cierto que es que nos encontrábamos en un momento de bastante optimismo respecto a las posibilidades de llevar a buen puerto el proyecto de Sangre.
Entonces, ocurrió algo... Ramón Vidal, productor ejecutivo de Fausto, nos propuso aparcar durante un tiempo la escritura del largometraje y centrarnos, también junto a Isidro, en la creación de un telefilme (o tv movie o telemuvi, como dice jocosamente un amigo), que sirviera de episodio piloto para una serie de casi segura e inmediata venta a Tele 5. El encargo consistía en que David y yo diseñáramos una biblia (es decir, unos personajes fijos, unas situaciones de base...) que sirviera para un posterior desarrollo en capítulos, y escribiéramos el primer guión, el cual dirigiría Isidro. ¿El concepto de la serie? Los casos del equipo de la Policía Forense de una comisaría de Barcelona. En aquellos días, la serie C.S.I no era ni mucho menos el bombazo que es hoy en España, y todavía no se emitía en Tele 5, sino solamente en el canal de pago AXN. Es decir, la conocían cuatro gatos.
El encargo por parte de Ramón, aprobado por Isidro tras ver varios capítulos de C.S.I, era que nos ajustáramos al mismo tono de la serie norteamericana. Es decir, mucha documentación de investigaciones forenses reales, ambiente frío y profesional, escaso desarrollo de las tramas reales de los protagonistas y, sobre todo, un ritmo vivísimo, y mucho efectismo.
Nuestra otra obligación era inspirarnos, pero no clonar, la sórdida historia real ocurrida años antes y conocida como Los asesinatos del rol. Muchos la recordaréis. Leer los documentos de la época que detallaban lo ocurrido nos proporcionó horas y hora de mal rollo, os lo aseguro.
Con esas premisas David y yo creamos la mencionada biblia (es decir, los inventamos los personajes, el entorno, todo...) y, a continuación, pergeñamos el argumento de esa primera aventura de nuestros investigadores. Los problemas comenzaron cuando las fechas se nos empezaron a echar encima. De manera algo suicida nos convencimos de que el encargo se podía realizar en apenas dos meses, y tenerlo listo para presentar en Tele 5 durante aquel verano. Fue imposible. La escritura avanzaba lenta. El tiempo invertido en documentación forense era necesariamente abundante, y, para colmo, nuestra relación creativa con Isidro comenzó a ser bastante más complicada que en los meses previos de escritura de Sangre.
Las necesidades de contar con una estructura narrativa a prueba de bombas, además de con detalles de investigación forense creíbles y comprensibles para el público, chocaban una y otra vez con la tendencia natural de Isidro (y de tantos otros directores) a la inclusión de material narrativo en función de caprichos visuales personales, o momentos dramáticos especialmente de su gusto. Las prisas, las tensiones y la divergencia de objetivos entre Isidro y nosotros hicieron que finalmente el proyecto nos estallara en las manos.
La ruptura con Isidro fue amarga, y motivada fundamentalmente por negarnos a trabajar en condiciones de presión que nos parecían nocivas para el resultado, y, sobre todo, por la tendencia cada vez más acusada del director a considerarnos meros mecanógrafos cuyo trabajo era modificar todo lo que no la satisfacía mediante el método del puro dictado. En el momento de abandonar La escena del crimen, pues ese era el nombre provisional que manejábamos para el telefilme, contábamos con una primera versión de guión, muy necesitada de tijeras, ya que en tiempo de pantalla hubiera dado lugar, más o menos, a dos horas y pico de duración.
Tras salirnos del proyecto, supimos que Isidro realizó la última versión del guión junto a José Luis López, el ayudante de dirección contratado en la fase de preproducción (que, dado el ritmo irracional al que se trabajaba, se había solapado con la finalización de la escritura). La escena del crimen pasó a titularse Jugar a matar y se rodó con Lucía Jiménez, Andoni Gracia, Juan Fernández y Carmen Elías como protagonistas. Cuando vimos el telefilme meses después durante su estreno en Tele 5 nos dimos cuenta que el 90% del material escrito por nosotros estaba allí, y que la última versión realizada sin nosotros lo que había servido era para comprimir situaciones, afinar elipsis y eliminar alguna subtrama accesoria, llegando de esa forma a un metraje adecuado.
Por cierto, Jugar a matar obtuvo un excelente resultado de audiencia, hasta el punto de que, finalizado el año, era (hablo de memoria) el sexto programa más visto de toda cadena.
No podemos decir que estemos insatisfechos con el resultado final, aunque es obvio que resulta muy difícil para nosotros contemplar Jugar a matar sin revivir los sinsabores de su escritura. Y más teniendo en cuenta que el deterioro de nuestra relación creativa fue tan lejos que, a continuación, todos nos dimos cuenta que era imposible volver a sentarnos para terminar Sangre. De ahí que ese proyecto también se nos fuera de las manos, quedándose en terreno del director, quien desde entonces ha contratado a otros guionistas para terminarlo como él quiere... y con un nuevo título.
Hace poco "Jugar a matar" salió a la venta en DVD, por el módico precio de 995 euros, y con un documental sobre el caso real de los asesinatos del rol como extra. Yo no me lo he comprado porque sigue dándome algo de tristeza ver la carátula, si bien tengo una cinta de video, que nunca he visionado, y que mi madre grabó amorosamente durante su emisión. Para mi familia el ver mi nombre en pantalla fue un motivo de orgullo enorme, claro. Y, bien pensado, en el fondo, quizá sólo por eso ya compensara todo aquello...
(Si hay por ahí aspirantes a guionistas, o degustadores de anécdotas del ambiente fílmico, no tenéis más que pedirme que cuente más batallitas como esta: tengo un contenedor lleno).
Su título provisional era Sangre, iba de vampiros (lo sospechabais, ¿eh?) y las productoras con las que estábamos trabajando eran Fausto Producciones e Impala PC. Isidro acababa de estrenar su primer largometraje, Fausto 5.0, también conocido como la peli de La Fura del Baus. Las relaciones entre nosotros y él eran buenas, y alguna que otra fricción creativa aparte, lo cierto que es que nos encontrábamos en un momento de bastante optimismo respecto a las posibilidades de llevar a buen puerto el proyecto de Sangre.
Entonces, ocurrió algo... Ramón Vidal, productor ejecutivo de Fausto, nos propuso aparcar durante un tiempo la escritura del largometraje y centrarnos, también junto a Isidro, en la creación de un telefilme (o tv movie o telemuvi, como dice jocosamente un amigo), que sirviera de episodio piloto para una serie de casi segura e inmediata venta a Tele 5. El encargo consistía en que David y yo diseñáramos una biblia (es decir, unos personajes fijos, unas situaciones de base...) que sirviera para un posterior desarrollo en capítulos, y escribiéramos el primer guión, el cual dirigiría Isidro. ¿El concepto de la serie? Los casos del equipo de la Policía Forense de una comisaría de Barcelona. En aquellos días, la serie C.S.I no era ni mucho menos el bombazo que es hoy en España, y todavía no se emitía en Tele 5, sino solamente en el canal de pago AXN. Es decir, la conocían cuatro gatos.
El encargo por parte de Ramón, aprobado por Isidro tras ver varios capítulos de C.S.I, era que nos ajustáramos al mismo tono de la serie norteamericana. Es decir, mucha documentación de investigaciones forenses reales, ambiente frío y profesional, escaso desarrollo de las tramas reales de los protagonistas y, sobre todo, un ritmo vivísimo, y mucho efectismo.
Nuestra otra obligación era inspirarnos, pero no clonar, la sórdida historia real ocurrida años antes y conocida como Los asesinatos del rol. Muchos la recordaréis. Leer los documentos de la época que detallaban lo ocurrido nos proporcionó horas y hora de mal rollo, os lo aseguro.
Con esas premisas David y yo creamos la mencionada biblia (es decir, los inventamos los personajes, el entorno, todo...) y, a continuación, pergeñamos el argumento de esa primera aventura de nuestros investigadores. Los problemas comenzaron cuando las fechas se nos empezaron a echar encima. De manera algo suicida nos convencimos de que el encargo se podía realizar en apenas dos meses, y tenerlo listo para presentar en Tele 5 durante aquel verano. Fue imposible. La escritura avanzaba lenta. El tiempo invertido en documentación forense era necesariamente abundante, y, para colmo, nuestra relación creativa con Isidro comenzó a ser bastante más complicada que en los meses previos de escritura de Sangre.
Las necesidades de contar con una estructura narrativa a prueba de bombas, además de con detalles de investigación forense creíbles y comprensibles para el público, chocaban una y otra vez con la tendencia natural de Isidro (y de tantos otros directores) a la inclusión de material narrativo en función de caprichos visuales personales, o momentos dramáticos especialmente de su gusto. Las prisas, las tensiones y la divergencia de objetivos entre Isidro y nosotros hicieron que finalmente el proyecto nos estallara en las manos.
La ruptura con Isidro fue amarga, y motivada fundamentalmente por negarnos a trabajar en condiciones de presión que nos parecían nocivas para el resultado, y, sobre todo, por la tendencia cada vez más acusada del director a considerarnos meros mecanógrafos cuyo trabajo era modificar todo lo que no la satisfacía mediante el método del puro dictado. En el momento de abandonar La escena del crimen, pues ese era el nombre provisional que manejábamos para el telefilme, contábamos con una primera versión de guión, muy necesitada de tijeras, ya que en tiempo de pantalla hubiera dado lugar, más o menos, a dos horas y pico de duración.
Tras salirnos del proyecto, supimos que Isidro realizó la última versión del guión junto a José Luis López, el ayudante de dirección contratado en la fase de preproducción (que, dado el ritmo irracional al que se trabajaba, se había solapado con la finalización de la escritura). La escena del crimen pasó a titularse Jugar a matar y se rodó con Lucía Jiménez, Andoni Gracia, Juan Fernández y Carmen Elías como protagonistas. Cuando vimos el telefilme meses después durante su estreno en Tele 5 nos dimos cuenta que el 90% del material escrito por nosotros estaba allí, y que la última versión realizada sin nosotros lo que había servido era para comprimir situaciones, afinar elipsis y eliminar alguna subtrama accesoria, llegando de esa forma a un metraje adecuado.
Por cierto, Jugar a matar obtuvo un excelente resultado de audiencia, hasta el punto de que, finalizado el año, era (hablo de memoria) el sexto programa más visto de toda cadena.
No podemos decir que estemos insatisfechos con el resultado final, aunque es obvio que resulta muy difícil para nosotros contemplar Jugar a matar sin revivir los sinsabores de su escritura. Y más teniendo en cuenta que el deterioro de nuestra relación creativa fue tan lejos que, a continuación, todos nos dimos cuenta que era imposible volver a sentarnos para terminar Sangre. De ahí que ese proyecto también se nos fuera de las manos, quedándose en terreno del director, quien desde entonces ha contratado a otros guionistas para terminarlo como él quiere... y con un nuevo título.
Hace poco "Jugar a matar" salió a la venta en DVD, por el módico precio de 995 euros, y con un documental sobre el caso real de los asesinatos del rol como extra. Yo no me lo he comprado porque sigue dándome algo de tristeza ver la carátula, si bien tengo una cinta de video, que nunca he visionado, y que mi madre grabó amorosamente durante su emisión. Para mi familia el ver mi nombre en pantalla fue un motivo de orgullo enorme, claro. Y, bien pensado, en el fondo, quizá sólo por eso ya compensara todo aquello...
(Si hay por ahí aspirantes a guionistas, o degustadores de anécdotas del ambiente fílmico, no tenéis más que pedirme que cuente más batallitas como esta: tengo un contenedor lleno).
6 comentarios
Trashi -
miguel angel b. -
Y apuntame en el apartado de "aspirantes a guionistas", generalmente en los días impares y cuando me sopla un viento de locura (agradable) entre oreja y oreja.
Cuenta más, cuenta más...
Tones -
J. P. Bango -
La realidad es la mejor escuela, desde luego.
Aureal -
Yo ví esa TVmovie, y la del asesino de la baraja también. He de decir que me pareció algo efectista y maniquea, pero ya se sabe que en las televisiones hasta el pipa se cree con derecho a meter mano, y así se resiente el resultado final.
Javier Arriola -
Saludos