Sorkin, el grande

Dentro del periodismo español, Maruja Torres es una de esas pocas firmas (con Juan Cueto, por ejemplo) que cuando utiliza su privilegiado rincón de opinadora/columnista en el periódico más leído del país para decir algo sobre ficción televisiva no lo hace desde la desinformación, el prejuicio o la visión parcial de quien no apenas cuenta con unas pocas referencias de cabecera. La Torres siempre ha sido una teléfaga de pura cepa, con quien da gusto hablar de series antiguas, sacando a pasear nombres de guionistas olvidados o secundarios míticos y, cómo no, cosas del tradicionalmente poco prestigioso consumo catódico, también olvidados. En los felices días de "Album TV" acudí a ella un par de veces para que presentara (de gratis) algunas de las bonitas series británicas o americanas que allí apretujé para disfrute del sibarita de la pequeña pantalla y pionero de la cosa digital. Lo dicho, la tipa sabe, tiene las retinas quemadas y el gusto curtido a fuerza de absorber narrativa serializada pata negra, de ahí que no sorprenda leer , como hizo ayer en su página de "El País Semanal"