Dios me quiere... yo a él no
El historietista Jack. T. Chick es ya todo un clásico de la oligofrenia. Supongo que a estas alturas muchos de los que entráis aquí habréis venido admirando durante estos últimos años su perseverante empeño en envenenar cuantas poco privilegiadas mentes se crucen en su camino. El nulo talento para el dibujo y la escritura de que Chick hace gala sólo encuentra parangón su tremebundo radicalismo cristiano y la desarmante sinceridad que esgrime a la hora de excretar sus ponzoñozas soflamas en contra de maricones, moros, judios y, en general, gentuza no blanca y no religiosa a su manera.
Desde una perspectiva mínimamente cuerda la lectura de tales historietas pueden provocar todo un carrusel de emociones, que en mi caso (según el día) va desde la hilaridad floja o el arqueo de cejas distanciado, hasta, si ando algo perjudicado, el impulso gorilesco más primario de salir de casa y prender fuego a la iglesia más cercana. Jamás lo haré claro; por un lado, qué culpa tiene un edificio que bien podría ser empleado en cualquier otra cosa que existan bichos propagadores del MAL como Chick... Por otro, ni siquiera se puede considerar "católico" el simplón recetario de semejante retardado. Y, ya puestos, qué culpa tiene Madrid y el fútbol de que haya tantos espectadores racistas y deficientes mentales (ya me salí del tema, como siempre...).
El caso es que hoy ando algo crispado (exceso de curro, el apagón de ayer que me retrasó mucho, los hijos de perra que insultaron a los jugadores negros en el Bernabeu...) y por eso, en lugar de aplicar ese sarcasmo flotante que a menudo me caracteriza, esa distanciada estupidez postmodernoide que tan superior hace que me sienta pese a no ser más que otro listillo del montón (igual que tú, sí tú); en vez de eso, digo, hoy me descubro orientándome más bien hacia el tono artillero y odiante que los que me conocen identifican con cierta vena palpitante marcada en la frente como una cañería conductora de detritus a punto de explotar. Así resulto, en el fondo, igual de necio, pero me siento más vivo, qué carajo...
Arf, arf, arf...
Pasados un par de minutos, me parto leyendo las líneas anteriores. Lo que relaja dejarse llevar... ufff. En fin, que quien no conozca a James T. Chick puede acudir aquí y comprobar que, pese a haber perdido algo los papeles ahí arriba, lo cierto es que el mundo sería un poquito mejor si mañana este tipo se le atragantase una hostia (consagrada, of course) y se fuera a servir de pasto a los gusanos; que es donde, aunque él crea que no, va a acabar él y todo su repugnante ideario.
A ver si un día de estos me sale un "post" poético... De esos que hacen que la gente te escriba cosas bonitas en los comentarios. Rediez...
Desde una perspectiva mínimamente cuerda la lectura de tales historietas pueden provocar todo un carrusel de emociones, que en mi caso (según el día) va desde la hilaridad floja o el arqueo de cejas distanciado, hasta, si ando algo perjudicado, el impulso gorilesco más primario de salir de casa y prender fuego a la iglesia más cercana. Jamás lo haré claro; por un lado, qué culpa tiene un edificio que bien podría ser empleado en cualquier otra cosa que existan bichos propagadores del MAL como Chick... Por otro, ni siquiera se puede considerar "católico" el simplón recetario de semejante retardado. Y, ya puestos, qué culpa tiene Madrid y el fútbol de que haya tantos espectadores racistas y deficientes mentales (ya me salí del tema, como siempre...).
El caso es que hoy ando algo crispado (exceso de curro, el apagón de ayer que me retrasó mucho, los hijos de perra que insultaron a los jugadores negros en el Bernabeu...) y por eso, en lugar de aplicar ese sarcasmo flotante que a menudo me caracteriza, esa distanciada estupidez postmodernoide que tan superior hace que me sienta pese a no ser más que otro listillo del montón (igual que tú, sí tú); en vez de eso, digo, hoy me descubro orientándome más bien hacia el tono artillero y odiante que los que me conocen identifican con cierta vena palpitante marcada en la frente como una cañería conductora de detritus a punto de explotar. Así resulto, en el fondo, igual de necio, pero me siento más vivo, qué carajo...
Arf, arf, arf...
Pasados un par de minutos, me parto leyendo las líneas anteriores. Lo que relaja dejarse llevar... ufff. En fin, que quien no conozca a James T. Chick puede acudir aquí y comprobar que, pese a haber perdido algo los papeles ahí arriba, lo cierto es que el mundo sería un poquito mejor si mañana este tipo se le atragantase una hostia (consagrada, of course) y se fuera a servir de pasto a los gusanos; que es donde, aunque él crea que no, va a acabar él y todo su repugnante ideario.
A ver si un día de estos me sale un "post" poético... De esos que hacen que la gente te escriba cosas bonitas en los comentarios. Rediez...
3 comentarios
yopix -
Trashi -
miguel angel b. -