Soledades y tal y tal
De Kirsten Johnson ya hablé aquí en su día a propósito de su desconcertante serie de oleos sobre guiñoles hechos con calcetines. Ahora bien, que conste que esta artista no sólo se dedica a la pintura bufa sino que también trabaja con texturas emocionales bastante más serias y hasta depresivas. En su obra abunda la gente o bien inexpresiva, a veces en estado de semicatatonia, o bien poseída por un lenguaje corporal dislocado, como arrugada por fuera y por dentro... Lienzos que en cualquier caso supuran soledad, pesadumbre y vacío afectivo, y cuyo visionado provoca sensaciones malsanas debido a su continuo recurso al hiperrealismo grotesco, al retrato patético, a veces despiadado. Aun pecando de cierta pose torturada-efectista algo más obvia de lo conveniente, Kirsten Johnson se mueve en un territorio de abatimiento que, lo siento, a mí me hace disfrutar de lo lindo. Me encanta la aflicción; qué le voy a hacer.
0 comentarios