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Un "remake" que no apesta

Un "remake" que no apesta Esta es la crítica de "El mensajero del miedo" que escribí para "Fotogramas".

EL MENSAJERO DEL MIEDO

por Antonio Trashorras

Dirección: Jonathan Demme. Intérpretes: Denzel Washington, Liev Schreiber, Meryl Streep, Jon Voight , Kimbery Elise. Guión: Daniel Pyne y Dean Georgaris, basado en el guión de George Alxelrod y la novela de Richard Condon. Fotografía: Tak Fujimoto. Música: Rachel Portman. Título original: The Manchurian Candidate. Nacionalidad: USA, 2004.

Este largometraje traía consigo dos temores y una esperanza. A saber, miedos: 1) que tanto la novela como la anterior adaptación fílmica fueran tomadas como excusas para otro idiotizante producto de gran estudio; y 2) que Jonathan Demme volviera a las andadas tras perpetrar un remedo tan desdichado como "La verdad sobre Charlie" (¡bum!); anhelo: 3) que, aprovechando dicho material de base, Demme reviviera sus logros en “thrillers” tan briosos y (en su momento) “modernos” como "El eslabón del Niagara" o "El silencio de los corderos". Resultados: 1) No. 2) No. Y 3) Sí. O sea, bien.

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Lejos de tanto necio remedo mediante los cuales Hollywood autofagocita su tradición narrativa, estamos ante una soberbia relectura estilística y conceptual del largometraje de Frankenheimer, que, sin traicionar su premisa, sustituye la guerra de Corea por la del Golfo, la hipnosis por tecnología, y la paranoia comunista por la creciente constancia de que ocultos tentáculos corporativos podrían estar moviendo los hilos políticos de la mayor potencia mundial, es decir, el destino del mundo (digresión: si alguien aún no vio Fahrenheit 9/11 aconsejo su recuperación junto al film de Demme). Este nuevo “El mensajero del miedo” se ubica en un afortunado punto medio entre el respeto temático al original y la hábil reinterpretación ideológica, salpicado todo ello de gratas sorpresas argumentales que ahuyentan el fantasma del “dejà vu”. Evitando la tentación del fundamentalismo cinéfilo, ese que repudia “per sé” toda nueva aproximación a los logros del pasado, debemos admitir que las cualidades puramente cinematográficas de la película de Demme resultan lo bastante sólidas como para no tener porqué rendir cuentas al intimidador espectro de Frankenheimer. La claustrofóbica telaraña audiovisual tejida por el triunvirato Fujimoto-Zea-Portman (fotografía-dirección artística-música), unida al pulso firme para el suspense que aquí vuelve a demostrar el director de la (por cierto) subvalorada "Beloved", convierten el largometraje en una experiencia fílmica tan satisfactoria como su predecesora; y eso por no hablar de que, dado el contexto social, el nuevo envase mensajístico resulta aún más oportuno si cabe.

LO MEJOR: su acerada factura y la interpretación de Meryl Streep.
LO PEOR: un final ligeramente anticlimático.

8 comentarios

Trashi -

Ah...

raro -

Buuueno, la peli es bastante floja, predecible y vista mil veces y no porque sea un remake. Quizá mi falta de conexión fue gracias al trailer, una de esas maravillas que pasito a pasito te cuenta la peli.

Martin Pawley -

La proyectaron en Santiago la semana pasada dentro de la muestra "Cineuropa", tres únicos pases a unas horas bastante incómodas para los que no vivimos allí, claro. Así que toca esperar hasta finales de mes. Lo malo es que yo tendré que verla, ¡snif!, doblada. Al oeste del Bierzo las salas comerciales de cine desconocen qué significa eso de la V.O.

J. P. Bango -

Lo más importante de El Mensajero del Miedo es que devuelve a la actualidad cinéfila el nombre de John Frankenheimer. Un cineasta que siempre estará en nuestra memoria.

Trashi -

No he visto todavía la peli de Wong Kar-Wai. Estoy deseando como te puedes suponer...

Martin Pawley -

Tiene buena pinta, sí. Aunque a mí lo que de verdad me apetece es que usted nos cuente algo de "2046".

Jerry el americano -

Grande Demme. La película es cojonuda. La Streep es un espectáculo. Fujimoto sigue siendo mi director de fotografía favorito (¿sabías, Antonio, que ya estaba en Star Wars, en la segunda unidad?) Y vale que el epílogo no está a la altura del resto, pero en la secuencia del clímax, Demme, el verdadero heredero de Hitchcock (ese magistral uso de las miradas a cámara en los planos/contraplanos), recuerda al mejor De Palma, al que todavía algunos toman por un simple sampleador de sir Alfred, cuando Sir Brian sólo utiliza al maestro como excusa... El cineasta contemporáneo que más y mejor ha aprendido de Hitch es Demme.

SrLansky -

Si aún tendré que verla y todo...