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"Lena" gusta en Argentina

"Lena" gusta en Argentina "Lena" es una de esas películas que da lugar a comentarios muy positivos y que, por desgracia, muy pocos la vieron en su día en cine. Esta es una crítica sobre ella aparecida en la revista de cine argentina "Otrocampo".

LENA
España, 2001.
Dirección: Gonzalo Tapia. Guión: David Muñoz, Gonzalo Tapia, Antonio Trashorras. Intérpretes: Marta Larralde (Lena), Manuel Manquiña (Gorrión), Roberto Álvarez (Milio), Vítor Norte (Cachero), Luis Tosar (Gitano). Música: Juan Carlos Mac. Fotografía: Carles Gusi.

El cine negro se ilumina, por Fernando La Valle.

En la habitación de Lena, el cinéfilo no pasará por alto la presencia fugaz de dos afiches ubicados sobre la cabecera de la cama: Pulp Fiction y El pibe, de Chaplin. Se trata de un guiño mesurado y pacífico, como un mapa de ruta que corriera el riesgo de pasar desapercibido: la conjunción de ambas citas esboza por así decir el programa o proyecto esencial de esta opera prima de Gonzalo Tapia.

La vida de Lena transcurre inestable entre dos mundos: por un lado, la juventud dorada de sus amigos de la playa y de su novio patovica y surfer de clase media alta, ámbito al que la joven intenta ingresar a expensas de una coartada ficcional; por el otro, la realidad algo sórdida en que se halla inmerso un padre desocupado, drogadicto y ocasional malviviente de poca monta, Gorrión (Manuel Manquiña), con el que Lena convive a su pesar. En el horizonte de esta adolescente brilla, en fin, la posibilidad de una beca de estudios que le permitiría integrarse en la sociedad de un modo respetable, es decir, dejando de lado la ficción de su doble vida, así como la realidad cotidiana de su trabajo en una pescadería. Este es el punto en que todo empeora de repente: la beca se malogra por una culpable desatención del padre, que no entrega en término ciertos papeles al parecer indispensables; para colmo de males, un oscuro encargo al que Gorrión ha sido arrastrado por El Gitano (el ubicuo Luis Tosar, esta vez en un breve papel), padrino de la joven, los indispone a ambos con un pesadísimo mafioso portugués. En la nueva situación, más enrarecida aún, Lena, amante hija a pesar de todo, y nunca sabremos hasta qué punto conocedora del verdadero alcance de su decisión, ofrece hacer ciertos trabajos para la organización en un esfuerzo desesperado por saldar deudas.

Las dos referencias citadas al principio aludirán entonces cristalinamente a características centrales de la trama: la relativa orfandad de la protagonista, y el eje criminal entretejido de prostitución, ajustes de cuentas, cobro de trabajos non sanctos y tráfico de drogas. Ambos confluirán en el relato a medida que se desarrollen los trabajos de Lena en el submundo, convertida pronto en acompañante de uno de los esbirros del portugués, Milio (Roberto Alvarez), personaje ambiguo que introduce a la larga la figura de una paternidad adventicia, y no pocos aspectos que recuerdan al film de Tarantino en términos de lo que podríamos llamar la cotidianeidad del hampón, si bien con un tono más mesurado, menos profesionalmente paródico.

Si uno de los resortes del relato negro es “todos traicionan a todos”, Lena trabaja con esta premisa y la desarticula levemente por la inserción en su centro de un personaje positivo, voluntarioso, conmovedoramente transparente a pesar de los algo inocentes ardides que lleva adelante. Asistimos, asimismo, a deliciosas intrusiones de registros ajenos, pero a su vez oblicuamente desnaturalizados. Es el caso del video-clip: Lena sube una cuesta, por ejemplo, sobre un fondo de inevitable música de rap en la banda de sonido, a la que súbitamente se superponen los sones de un gaitero con traje típico que se ejercita solitario en la calle y es observado por la joven con cierta sorpresa; cuando la protagonista sigue su camino la gaita desaparece, pero el rap es a su vez interrumpido al encontrarse ésta con Milio y desconectar los auriculares de su walkman. Es el caso del corto turístico: con fondos de dudoso origen, y como parte de una reconciliación no menos dudosa, papá invita a Lena a comer en el puerto; el trayecto de ida se convierte en itinerario dominado por una canción popular iniciada por el hombre y luego continuada en orquestada versión comercial; junto con la festiva canción, que celebra las bondades de Vigo, la imagen abandona la cercanía de los personajes y prodiga móviles tomas panorámicas que recuerdan a aquel género publicitario, con la única salvedad de que sus protagonistas son en este caso un granuja mal entrazado y su hija adolescente.

Es así la capacidad de aunar seriamente una ironía rigurosa y un humor impalpable, esbozando un homenaje al género desprovisto de estridentes autocomplacencias, lo que torna tan deleitable la visión de este film. Además de las excelentes actuaciones, empezando por la debutante Marta Larralde en el papel protagónico, cabría agregar también las bondades de un guión trabajado con mucha habilidad y lleno de núcleos complejos que aportan ricos efectos de perspectiva, tanto en relación con la trama como con el saber de personajes opacos que se inscriben en un indeterminado campo de cosas no dichas. Quizás aquí se halle la principal virtud de Lena, su feliz coherencia con la duplicidad de citas señalada más arriba: la ambigüedad en cuestión remite paralelamente al policial negro y a la psicología del relato iniciático, reescribe el uno en función de la otra y viceversa, alentando en retrospectiva más de una mirada.

2 comentarios

Trashi -

A mí me divierte mucho leer textos argentinos o mexicanos o de por allí, vamos, e imaginar cómo habría dicho esas mismas cosas un crítico de cine español. Lo que varía la interpretación del contenido según cómo percibimos la forma, al ser de otro país, claro. A mí esta crítica me gusta, evidentemente, no sólo porque ponga bien la peli sino porque me parece inteligente y tal. Pero hay expresiones que me chocan tanto...

En fin... latinoamérica, tan cerca, tan lejos...

el riojano marrano -

Argentino tenía que ser el que ha escrito esto...

Fuera de coñas, yo creo que el tipo analiza muy bien (aunque de forma bastante pedante) la riqueza del guión de LENA.

Por cierto, m'ha encantado la mala leche que se cuela en el comentario sobre "el ubicuo Luis Tosar".